Este artículo se publicó hace 16 años.
Lin Hwai-Min, un aclamado coreógrafo taiwanés fan de Pedro Almodóvar
Aclamado internacionalmente por su lenguaje coreográfico, una verdadera filosofía entre la tradición asiática y la danza contemporánea, el coreógrafo Lin Hwai-Min presenta a su compañía por primera vez en Madrid, donde confiesa su deseo de conocer a Pedro Almodóvar, que, asegura, es un fenómeno en Taiwán.
"Me encanta; no lo conozco, ¡ojalá venga a ver nuestro espectáculo!", afirma con entusiasmo el coreógrafo en una conversación con Efe, con motivo del debut en Madrid de su compañía, Cloud Gate Dance Theatre of Taiwan, que este año celebra su 35 aniversario.
Lin Hwai-Min afirma que el realizador manchego tiene "miles y miles de seguidores en su país", donde la generación más joven no aprecia de España el flamenco o los toros, sino a Pedro Almodóvar. "Es honesto, me encanta su manera de contar historias, para mi es el mejor director y me gusta porque no se va a Hollywood; es una de las razones por las que le respeto", añade este artista de 60 años.
Con su paso por la última edición del Festival Grec de Barcelona, su próxima cita en mayo en Bilbao y sus actuaciones dentro de la programación de Madrid en Danza -desde hoy y hasta el sábado en el Teatro Madrid-, la Cloud Gate Dance Theatre se presenta en España, justo después de que un incendio arrasara la sede principal de la compañía en febrero.
Pero Lin no modificó ni un ápice su agenda de actuaciones y giras, porque no cree en la buena o la mala suerte, son circunstancias, aclara.
La pieza escogida para este debut es "Moon Water" (Agua lunar), una coreografía con la que ha recorrido el mundo desde su estreno en 1998, y que, cargada de lirismo es una metáfora sobre un proverbio budista, según el cual, las flores en un espejo y la luna sobre el agua son ilusorias.
Es una pieza muy solicitada en todo el mundo porque "proporciona un espacio para respirar, es tranquila; el mundo está loco, y la música, el agua y el movimiento de los bailarines hacen que el público se sienta maravillosamente, incluso han llegado a llorar, aunque no se cuenta una historia", explica este artista de menuda complexión física, de singular y atrayente personalidad.
La crítica internacional ve en este coreógrafo un lenguaje nuevo. "Trato de hacer algo diferente, algo nuestro. No pienso en Oriente u Occidente, sólo me expreso; a veces me preguntan por qué utilizo la música de Bach, y yo contesto, es parte de mi vida", insiste el director de la compañía, en la que trabajan 25 bailarines, formados en artes marciales asiáticas (especialmente en el Tai Chi Tao Yin), meditación, la ópera tradicional china, ballet, danza contemporánea y caligrafía -una forma de meditar-.
Lin pone el "énfasis en la respiración, porque lo importante no es el movimiento, sino el estado de la mente", un mensaje que envía a todas esas personas que practican algunas de las disciplinas orientales como el Tai Chi.
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