Este artículo se publicó hace 12 años.
El libro "Fotografía sin verdad" desmantela las mentiras del fotoperiodismo
Anillos que aparecen y desaparecen, misiles que se multiplican, torres no gemelas sino clonadas... La prensa está llena de ilusiones ópticas que traicionan la veracidad informativa y que Diego y Daniel Caballo desvelan y analizan en un libro y una exposición, titulados ambos "Fotografía sin verdad".
En la era del Photoshop, el fotoperiodismo es puesto en entredicho, pero las reglas siguen siendo claras, según Diego Caballo: "No se puede tocar más de lo que se puede tocar antes en el cuarto oscuro. Darle más luz, menos luz, y cortarle el aire por la derecha, la izquierda por arriba y por abajo. Nada más", asegura en una entrevista con Efe.
Diego Caballo y su hijo, Daniel Caballo, los dos doctores en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid y con años de experiencia en la Agencia Efe, realizaron sus tesis sobre la manipulación en el fotoperiodismo con varias décadas de diferencia.
Diego en la era analógica y Daniel en la era digital. Como sinergia de ambos trabajos han realizado al alimón "Fotografía sin verdad. El poder de la mentira" (Editorial Universitas), un repaso a las manipulaciones más célebres de la historia del fotoperiodismo.
Paralela a la publicación de este libro, el centro de imagen EFTI de Madrid acoge desde hoy hasta el 26 de febrero una exposición con las imágenes más impactantes: desde aquella de la revista Paris Match donde los michelines de Nicolas Sarkozy desaparecían misteriosamente a la portada del The Times que borró un miembro amputado de una de las víctimas para no herir sensibilidades.
"Si una foto te parece muy dura para el lector, publicas otra", explica Daniel Caballo, quien define varios tipos de manipulación. "Hay veces que se manipula por la presión del medio, que es algo político, ideológico o económico. En la parte del fotógrafo suele ser es una cuestión estética", asegura.
"Fotografía sin verdad", comienza repasando a esos "padres de la patria" que durante sus regímenes autoritarios utilizaron el fotoperiodismo como propaganda y analiza a los medios manipuladores o los fotógrafos más fraudulentos, como Stepán Rudik, al que se le retiró el World Press Photo al descubrirse que su imagen había sido retocada.
"El ansia que tienen determinados profesionales por que te den un premio, hace que algunos de ellos manipulen", explica Daniel Caballo, mientras que su padre advierte sobre los peligros de la devaluación de la profesión. "Tenemos que llevar grabada la defensa de la verdad, porque si no vamos a caer todos como sospechosos", explica Diego Caballo.
Mientras las tecnologías afinan las posibilidades de retoque -Diego Caballo habla de "lifting informático"- el control por parte de los medios es cada vez más estricto y los libros de estilo amplían sus capítulos dedicados a la utilización correcta de las imágenes. Pero por desgracia, subraya, el margen de error está en el propio ser humano.
"La ética es otro proyecto, sería otro libro. Pero creemos en la la autoresponsabildad de Hans Jonas. Sin ella, es imposible que desaparezca la manipulación de texto, de foto o de cualquier cosa", explica Daniel Caballo. "Decimos no a la censura y sí a la honestidad y a la conciencia del periodista", asegura Diego Caballo.
Pero ante todo, ambos reconocen: "No hemos querido juzgar. Hemos querido investigar, mostrar y demostrar. También decirle al lector y al que vea la exposición cómo se puede hacer. Y nos conformamos con que una sola persona se fije más a la hora de leer los periódicos".
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