Ya convertido en una zona de bajas presiones, el ciclón "Sidr" se deshizo hoy tras dejar a su paso por Bangladesh más de 1.100 muertos y 3,2 millones de desplazados que se esfuerzan lentamente por paliar los efectos de la catástrofe y reconstruir sus hogares.
Según los meteorólogos, el "Sidr" ("Ojo" en bengalí), un tremendo ciclón que por momentos alcanzó casi tanta superficie como el tamaño de Bangladesh, ha sido el peor que sufrió el país en un siglo, pero afortunadamente tocó la costa coincidiendo con la marea baja y eso evitó una completa catástrofe.
Pese a ello, el ciclón ha causado la muerte a más de 1.100 personas, según la agencia de noticias bengalí UNB, mientras varios cientos continúan desaparecidas pese a que las líneas de teléfono y el tendido eléctrico han comenzado a funcionar en algunos puntos, lo que facilita las tareas de rescate.
Según declaró a Efe un funcionario desde el Centro de Control del Ministerio bengalí de Gestión de Desastres, los equipos de ayuda están aún intentando alcanzar algunas áreas de costa e islas cercanas.
"El número de muertos seguirá aumentando. Ahora lo más importante es hacer llegar ayuda a los supervivientes. Ayuda de donde sea, nacional e internacional. Hace falta comida", dijo a Efe una portavoz del centro.
Los expertos se felicitan porque al menos se evitó una catástrofe mayor, gracias a unos planes de evacuación desarrollados hace cinco años con los que las autoridades pudieron avisar a la población para que abandonaran sus casas con antelación.
"Podría haber causado una catástrofe brutal de haber coincidido con la marea alta", dijo el director de la oficina de Meteorología, Samerendra Karkamar, que aseguró que los vientos de 233 kilómetros por hora que trajo el ciclón marcan un triste récord.
El "Sidr" destruyó miles de hectáreas de cultivo y árboles, se llevó por delante el tendido eléctrico y derribó las precarias construcciones de hojalata y bambú que sirven como vivienda a millones de habitantes de la costa.
Anoche, la labor de rescate se vio dificultada por el corte de la corriente eléctrica, que dejó todo Bangladesh a oscuras y afectó además gravemente a los suministros de agua, el sistema de transporte y las redes telefónicas.
Con la Cruz y la Media Luna Rojas asistiendo a los supervivientes y la promesa de la ONU de liberar varios millones de dólares en ayudas, Bangladesh ha comenzado a recibir los primeros anuncios de otras contribuciones internacionales.
Estados Unidos ha fletado dos buques anfibios de asalto equipados con helicópteros y equipos de asistencia sanitaria, mientras que la Unión Europea ha anunciado una ayuda de 1,5 millones de euros (2,2 millones de dólares) y Alemania donará otros 500.000 euros.
La ayuda contribuirá a mejora una situación que ahora es de pura desolación, aunque la labor del Ejército, la Armada, los guardacostas y la Policía no llega ni de lejos para cubrir las necesidades de los millones de afectados.
En algunos pueblos de la costa, como Rajeswar, Rampal o Dublarchar, los aldeanos supervivientes continúan buscando a sus seres queridos en los campos, arbustos y canales, con la esperanza todavía de encontrar a alguien vivo, según informó la agencia UNB, que habla de más de 1.100 muertos.
Las áreas más afectadas son las zonas costeras de Barguna, con 275 fallecidos, Patuakhali, con 249, y Pirojpur, con 134, pero todavía se desconoce el destino de más de un centenar de embarcaciones que no pudieron regresar a puerto con la llegada del ciclón.
Además, los funcionarios temen los efectos del huracán en el delta del Sundarbans, un área pantanosa donde viven varias especies protegidas, como el tigre de Bengala, y donde miles de personas improvisaron refugios porque en los cinco centros adaptados de la zona ya no quedaba sitio.
El "Sidr" causó una crecida del océano de cinco metros en un país donde 60 millones de personas viven a menos de 10 metros sobre el nivel del mar.
Pero a los ciclones, los bengalíes están acostumbrados por la fuerza: en los últimos 125 años han tenido lugar 80 tormentas que han acabado con la vida de unas 2 millones de personas.
En 1991 murieron 150.000 personas, pero el más grave tifón tuvo lugar en el año 1970, cuando fallecieron 500.000.
"El Sidr ha sido más fuerte que el del año 70. Al menos esta vez las alertas tempranas nos ayudaron a buscar refugio; y aun así el daño es colosal", dijo a UNB un superviviente de 60 años.
La masiva evacuación fue organizada el miércoles por la Media Luna Roja con un sistema especial de banderas, tambores y sonidos de cuernos de vaca; unas 600.000 personas se encerraron en los refugios.
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