Ya convertido en una zona de bajas presiones, el ciclón "Sidr" se deshizo hoy tras dejar a su paso por Bangladesh al menos 1.795 muertos -según las cifras del Gobierno aunque otras fuentes hablan de hasta 3.000- y 3,2 millones de desplazados que se esfuerzan por reconstruir sus vidas.
Según los meteorólogos, el "Sidr" ("Ojo" en bengalí), un tremendo ciclón que en algunos momentos alcanzó el tamaño de Bangladesh, ha sido el peor sufrido por este país en un siglo, pero afortunadamente tocó la costa coincidiendo con la marea baja.
Pese a ello, el ciclón ha causado 1.795 muertos, según el Gobierno, aunque fuentes no oficiales citadas por la agencia bengalí UNB aseguran que podría haber más de 3.000 fallecidos.
Por el momento, varios centenares de personas continúan desaparecidas, pese a que las líneas de teléfono y el tendido eléctrico han comenzado a funcionar en algunos puntos.
Según explicó a Efe un funcionario desde el Centro de Control del Ministerio bengalí de Gestión de Desastres, los equipos de rescate tratan aún de alcanzar algunas áreas de costa e islas cercanas.
"El número de muertos seguirá aumentando. Ahora importa hacer llegar ayuda a los supervivientes. Ayuda de donde sea, nacional e internacional. Falta comida", dijo a Efe una portavoz del centro.
Los expertos se felicitan por que al menos se evitó una catástrofe mayor, gracias a planes de evacuación desarrollados hace cinco años con los que las autoridades pudieron avisar a la población y hacer que abandonara sus casas con antelación.
Además, el ciclo "podría haber causado una catástrofe brutal de haber coincidido con la marea alta", dijo el director de la oficina de Meteorología, Samerendra Karkamar, quien aseguró que los vientos de 233 kilómetros por hora que trajo marcan un triste récord.
El "Sidr" destruyó miles de hectáreas de cultivo y árboles, se llevó por delante el tendido eléctrico y derribó las precarias construcciones de hojalata y bambú que sirven de vivienda a millones de habitantes de la costa.
Anoche, la labor de rescate se vio dificultada por el corte de la corriente eléctrica, que dejó Bangladesh a oscuras y afectó al suministro de agua, sistemas de transporte y redes telefónicas.
La Cruz y la Media Luna Rojas asisten a los supervivientes, la ONU ha prometido varios millones de dólares en ayudas y han comenzado a llegar otros anuncios de contribuciones internacionales.
EEUU ha fletado dos buques anfibios con helicópteros y equipos de asistencia sanitaria, mientras que la Unión Europea ha anunciado una ayuda de 1,5 millones de euros y España una de 750.000 euros.
La ayuda contribuirá a mejorar una situación que ahora es de pura desolación; la labor del Ejército, la Armada, los guardacostas y la Policía no llega ni de lejos para cubrir las necesidades de los millones de afectados.
En algunos pueblos de la costa, como Rajeswar, Rampal o Dublarchar, los supervivientes continúan buscando a sus seres queridos en los campos, arbustos y canales, con la esperanza todavía de encontrar a alguien vivo, según informó UNB.
Las áreas más afectadas son las zonas costeras de Bagerhat, con 610 fallecidos, Barguna, con 362, Patuakhali, con 249, y Pirojpur, con 254, pero todavía se desconoce el destino de más de un centenar de embarcaciones que no pudieron regresar a puerto.
Además, los funcionarios temen los efectos del huracán en el delta del Sundarbans, un área pantanosa donde viven varias especies protegidas, como el tigre de Bengala.
Un equipo de la Armada logró acceder entrada la tarde a dos de las cinco islas de sedimentos del delta del Ganges, y el testimonio de los supervivientes fue desolador: dijeron que cientos de habitantes de otras islas habían sido arrastrados junto a sus casas.
El "Sidr" causó una crecida del océano de cinco metros en un país donde 60 millones de personas viven a menos de 10 metros sobre el nivel del mar.
Los bengalíes están acostumbrados a los ciclones: en los últimos 125 años ha habido 80 y han causado dos millones de muertos. El tifón más devastador se produjo en 1970 y murieron 500.000 personas.
"El Sidr ha sido más fuerte que el del año 70. Al menos esta vez las alertas tempranas nos ayudaron a buscar refugio; y aun así el daño es colosal", dijo a UNB un superviviente de 60 años.
La evacuación fue organizada el miércoles por la Media Luna Roja con un sistema especial de banderas, tambores y sonidos de cuernos de vaca; unas 600.000 personas se encerraron en los refugios.
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