Este artículo se publicó hace 12 años.
El jurado examina desde hoy las pruebas contra Camps
Los nueve ciudadanos que lo forman estarán aislados, sin televisión ni móvil, para deliberar. Si no llegan a un acuerdo, el juicio tendrá que repetirse
"En esta ciudad (...) no hay ni una sola persona, ni los contrarios políticos del señor Camps, que duden lo más mínimo de su honradez personal. Nadie. El jurado, que lo pregunte por ahí". La frase es de Javier Boix, el abogado de Francisco Camps, y fue pronunciada el pasado viernes. Era el último día del juicio del caso de los trajes. El letrado daba las últimas pinceladas a su estrategia de defensa, basada en transmitir al jurado popular la sensación de que su cliente es un hombre íntegro y respetable, que manejaba con seriedad un presupuesto "milmillonario" en la Generalitat y que, por lo tanto, era incapaz de "venderse" por tres trajes.
Boix, uno de los penalistas más famosos de Valencia, ha tenido que emplearse a fondo durante las seis semanas que ha durado el juicio para hacer frente a los abundantes indicios que incriminan a su cliente, y que probarían que Francisco Camps recibió trajes a medida como regalo durante varios años de la trama Gürtel. En ese periodo, la Generalitat Valenciana adjudicó contratos millonarios a los empresarios que le hicieron las presuntas dádivas.
El dueño de las tiendas alteró la documentación tras reunirse con Trillo
La Fiscalía Anticorrupción y la acusación popular, ejercida por el PSOE, han aportado durante la vista oral un gran caudal de documentos, conversaciones y testigos que mostrarían que Francisco Camps recibió en torno a 10.000 euros en trajes de la red.
Ante estas pruebas, el expresident y su letrado han abierto varias líneas de defensa. Esencialmente, admiten que el expresident se llevó algunas prendas de vestir de las dos tiendas que se investigan pero afirman que las pagó. Como no hay ningún rastro de esto ni testigos que lo recuerden, ni registro en cuenta bancaria, ni la evidencia de que sacara dinero del banco en fechas cercanas, ni facturas, afirman que Camps pagó en efectivo con el dinero que su esposa le dio. El letrado explicó que habitualmente, era ella la que controlaba el presupuesto de la familia, que era "austera" y "nada rica".
Las cajeras, sin embargo, negaron haber recibido dinero alguno del expresident. Boix explicó, entonces, a través de sus preguntas que Camps pudo dar el dinero en mano a José Tomás, el director de las tiendas que lo atendía directamente. Este también lo negó.
Los empleados coinciden en que Camps nunca pagó sus prendas
Los esfuerzos de Boix han ido dirigidos, además, a desacreditar las pruebas documentales. El letrado ha destacado una y otra vez que los peritos de Hacienda encontraron grandes lagunas en la documentación. Obvió, sin embargo, que los técnicos sí reconocieron con claridad el pago por parte de la trama de al menos una parte de los trajes de los que habla la Fiscalía.
Existe, además, una explicación para estas carencias que es una de las claves del caso. El dueño de las dos tiendas, Eduardo Hinojosa, envió a la Fiscalía documentos manipulados para proteger a Camps y, además, mandó manipular las bases de datos. Lo hizo después de mantener dos reuniones con el dirigente del PP Federico Trillo. Así lo denunciaron con pruebas documentales dos empleados de las tiendas.
Hoy, el juez facilitará al jurado un cuestionario con el objeto del proceso es decir, el delito del que se acusa y con preguntas concretas que habrán de responder. Para ello, pueden revisar todas las pruebas y hablar entre sí. Cuando el magistrado les facilite el cuestionario, los miembros del jurado quedarán aislados estarán privados de televisión y teléfonos móviles, y reunidos en un hotel cuyos pasillos estarán vigilados por la Policía para deliberar y emitir su veredicto.
Si pasados dos días de deliberación, el jurado no ha celebrado ninguna votación, el juez podrá convocar una vista pública, con presencia de las partes, en la que tratará de resolver los problemas que les impiden llegar a una conclusión como, por ejemplo, la dificultad de encontrar alguna prueba o las dudas sobre alguna de las preguntas. Para declarar a Camps culpable, sería necesario que siete de los nueve ciudadanos lo consideren así. Sin embargo, para que sea absuelto bastaría con que cinco de ellos crean que es inocente. La ley establece que el jurado podrá votar tres veces para intentar llegar a un acuerdo. Si no lo consiguen, el juicio habrá de repetirse.
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