Este artículo se publicó hace 14 años.
Juan Madrid: "La televisión necesita abrazar más la realidad"
El escritor publica los guiones sin censura de la mítica 'Brigada Central'
El escritor y periodista Juan Madrid (Málaga, 1947) cree que hay que apresar la realidad, "sudar con ella, como bailas con alguien a quien quieres". "Es lo que yo hago con la literatura, me vuelco", explica en un céntrico café de Madrid mientras se fuma un cigarro. Esas ansias de mostrar la luz, pero sobre todo las sombras, se reflejan en sus libros, como Días contados, y en los guiones que escribió para la serie de televisión Brigada Central, que Televisión Española emitió a principios de los noventa.
Esta ficción, protagonizada por un joven Imanol Arias, fue la primera serie policíaca íntegramente española y se encontró con un buen obstáculo para su desarrollo. "A mí me censuraron Brigada Central, la Dirección General de la Policía prohibió la utilización de símbolos policiales como los uniformes o los coches" y, de hecho, la Guardia Civil llegó a interrumpir el rodaje de la serie. La única forma de continuar con ella fue gracias a un pacto que alcanzó el director de la producción, Pedro Masó, con la policía para que un agente acudiese al rodaje y corrigiera lo que considerase oportuno.
Un policía corrigió los guiones de Brigada Central' en el rodaje
"Yo descubrí esto después", relata Madrid, que ahora, como "venganza", publica los 14 guiones originales y sin censura en forma de novela divida en tres volúmenes. El primero de ellos, Brigada Central 1. Flores, el gitano (Ediciones B), acaba de ser publicado y los otros dos llegarán a las librerías en 2011.
Con un tono crudo, esta serie retrató la vida diaria de un grupo de agentes encabezado por un policía gitano, con el que Madrid quiso crear un personaje que viviese los conflictos de los agentes, pero también la aparente contradicción que podía existir en aquella época "por su raza, su familia y las burlas de la gente".
Para Madrid, este relato sería imposible de ver en la televisión actual, un medio que necesita "abrazar más la realidad", precisamente el principio que rige sus historias. Tal desencanto le produce la ficción española que no duda en hablar claro: "A mí no me gustan las series policíacas que hay en este país y es una pena porque hay buenos guionistas, actores y directores. ¿Por qué son tan malas, están tan fuera de la realidad y son tan blandas?, se pregunta.
"En la Transición había libertad de prensa y ahora no hay"
Novela policiaca y socialCon novelas como Las apariencias no engañan y Regalo de la casa, Madrid utiliza la novela policiaca como "un pretexto" para contar las historias que le interesan y muestra un discurso "alternativo al oficial". De hecho, a su juicio, la novela negra es, "en los mejores casos, la única novela social posible de la posmodernidad".
Fue en las redacciones de los periódicos donde aprendió a escribir "sobre lo importante, sobre el hueso" y, desde un punto de vista realista, "apostando por la claridad y la narratividad". El uniforme de periodista lo abandonó en 1995 y, aunque reconoce que lo echa mucho de menos, mira con mejores ojos el periodismo de hace años que al actual. "En la Transición, había libertad de prensa y, ahora, no hay, porque los grupos con intereses financieros y políticos tamizan la información, y eso degrada la libertad de expresión y la labor histórica del periodismo", denuncia Madrid, quien cree que, si no se informa a los ciudadanos, caen en "una tiranía terrorífica" como la actual, "la tiranía del discurso único".
Madrid siempre tiene una novela entre manos y ha terminado un guión para Álex de la Iglesia, que probablemente comenzará a rodarse en marzo del próximo año. "Es una comedia salvaje de tres mujeres y Álex se comprometió a hacerla. Aún no está firmado, pero soy muy antiguo y me basta con su palabra", confiesa este "viejo periodista" mientras apaga otro cigarro.
Comentarios de nuestros suscriptores/as
¿Quieres comentar?Para ver los comentarios de nuestros suscriptores y suscriptoras, primero tienes que iniciar sesión o registrarte.