Una joven de 18 años sume a Berlusconi en una pasividad política

Una joven de 18 años, Noemi Letizia, ha logrado sumir al primer ministro de Italia, Silvio Berlusconi, de 72 años, en un atonía, en una inactividad que lo mantiene encerrado en su casa sin responder a las peticiones que le llegan de miembros del partido que le quieren en su palco para las elecciones europeas.

Las europeas llaman a la puerta, el próximo 6 y 7 de junio, y todavía no está claro cuándo Berlusconi iniciará la campaña electoral. Por ahora se limita a conceder alguna entrevista, hacer algún anuncio publicitario y a trabajar.

Al menos hoy almorzará con el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, y después acudirá al fasto de la jornada: la final de la Liga de Campeones a la que asistirá junto al Rey de España, Juan Carlos I.

El Berlusconi que acudía en abril a L'Aquila, recio y seguro, para ofrecer apoyo y fotografiarse con los paisanos víctimas del terremoto, esboza ahora muy rara vez una sonrisa en actos públicos y muestra una actitud inquieta, angustiada y desconfiada impropia del magnate imbatible.

El primer ministro está convencido de que existe una conjura de todos los sectores de la izquierda, partidos, magistratura y medios de comunicación, perfectamente orquestada para derrocarlo y que el caso de Noemi y la sentencia del abogado británico Mills no han sido casuales.

"Existe una maniobra para derrocarme", dijo ayer.

Los hombres de Berlusconi tratan de cerrar el caso de Noemi, una bomba política para el primer ministro por las tres apariciones con ella que él mismo ha reconocido, como la fiesta de fin de año de 2008 en Villa Certosa (Cerdeña) cuando la chica era menor de edad.

La oposición pide aclaraciones y Berlusconi asegura que cuando hable, las acusaciones de sus enemigos actuarán como un bumerán, pero a juzgar por sus actuaciones en los últimos días, parece que él mismo sabe que hablar le resulta contraproducente.

Hasta el gobierno ordinario le da fatiga: "Visto lo que han organizado con Noemi no excluyo que me ataquen. Mejor evitarlo", ha dicho sobre un acto al que debía acudir.

El Corriere della Sera narra hoy que en una reunión de Gobierno sobre el aumento exponencial del paro Berlusconi afirmó: "Me dan ganas de reir", ante la estupefacción de los presentes.

Pero el asedio al que está sometido le ha decidido a afirmar "Si insisten pediré juicio a los electores" y a advertir que sus enemigos quieren que termine como Giovanni Leone, ex presidente de la República que tuvo que dimitir en 1978 por el caso Lockheed.

"Qué cosa he hecho, ¿dónde está el delito?", repite. "De todas maneras la gente está conmigo y lo vereis después del 7 de junio".

Berlusconi cree que superará el 40 por ciento con el partido Pueblo de la Libertad (PDL) en la europeas y "entonces se tendrán que callar".

Los obispos por ahora se han mostrado cautos con el caso Berlusconi y no le han atacado frontalmente.

El presidente de la Conferencia Episcopal, cardenal Bagnasco, hizo un llamamiento "a la responsabilidad de los adultos que no puede ser infravalorada ni evadida, pero tampoco instrumentalizada a nivel crónica cotidiana".

"Cada uno tienen su propia capacidad de juicio", ha añadido el secretario de la CEI, Mariano Crociata.

Mientras sus hijos intentan una reconciliación "in extremis" entre Berlusconi y mujer, Veronica Lario, de 53 años, la familia Letizia y allegados no hacen mas que enmarañar la versión ofrecida por el primer ministro sobre su relación con la joven de Caserta (Nápoles), hija de un antiguo amigo.

El padre de Noemi, Elio Letizia aseguró ayer que conoció a Berlusconi en los años 90 en Roma y que en 2001 presentó a su familia al primer ministro y éste dijo a Noemi "considérame como tu abuelito" a lo que el padre de la chica respondió: "Abuelo me parece injusto, mejor que lo llames papi".

Esta es la versión del padre de Noemi muy diferente a la ofrecida por el ex novio de la chica, Gino Flaminio, quien contó que Berlusconi la conoció por un book de modelo y la llamó directamente por teléfono.