Este artículo se publicó hace 15 años.
Jostein Gaarder dice que "necesitamos" una Declaración Universal de Obligaciones Humanas
Convencido de que la Declaración Universal de Derechos Humanos es "el logro filosófico más importante de la historia", el escritor y profesor noruego Jostein Gaarder ha abogado hoy por una Carta universal de obligaciones humanas, necesaria para variar de enfoque en asuntos como el cambio climático.
"La Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 sigue siendo vigente porque todavía hay serios incumplimientos, pero creo que hay que pensar en las responsabilidades humanas. Tendremos que contar con una declaración de obligaciones", ha subrayado Gaarder en la presentación de su última novela "El castillo de los Pirineos", editada en castellano por Siruela y en catalán por Cruïlla.
En esta novela, la número diecisiete y en palabras del propio autor "muy rara, pero muy muy yo", Gaarder retoma las grandes cuestiones filosóficas y aborda el deterioro del medio ambiente, una de sus máximas preocupaciones que le llevaron a crear en 1998 la Fundación Sofía y un premio anual de 100.000 dólares al mejor proyecto ecológico.
"Como gano mucho dinero con mis libros, trato de comprometerme con estos temas", ha explicado Gaarder, quien cree que la Cumbre Internacional del Clima que se celebrará en Copenhague en diciembre es una de las citas "más importantes" de la humanidad. "Puede salir un éxito o un enorme fracaso pero va a ser muy importante".
Y al igual que cree que no basta en estos momentos con los Derechos Humanos, Gaarder considera que no es suficiente con la ética cristiana del "haz a tu prójimo lo que te gustaría que te hicieran a ti".
"Es muy importante esto pero no es suficiente, hay que hacer a la generación próxima lo que te gustaría que hubiera hecho por ti la anterior", reflexiona el autor del éxito mundial "El mundo de Sofía", para quien la vida es "bella", "corta" y "enigmática".
Este último calificativo le sirve a Gaarder para preguntarse en "El castillo de los Pirineos", -título inspirado en el cuadro de René Magritte con el mismo nombre-, sobre la existencia humana y sobre dos formas de entender y dar respuesta a las grandes cuestiones filosóficas dentro de una historia de amor, "el marco más adecuado para hablar de estos temas".
Para ello, el autor hace conversar, a través de correo electrónico, a sus dos protagonistas, Steinn y Solrun, que vuelven a encontrarse en un hotel de un fiordo de Noruega 30 años después de separarse, tras una experiencia traumática que sacudió sus vidas y las separó definitivamente.
De vuelta a sus vidas después del casual encuentro, ambos inician una conversación por correo electrónico sobre las razones que les separaron y, especialmente, sobre su manera de entender el mundo y la vida.
Gaarder establece así la dualidad entre hombre y mujer, entre la razón y la fe, entre la ciencia y la espiritualidad, porque mientras que Steinn, profesor universitario, cree "profundamente en la visión del mundo que ofrece la ciencia", ella considera que el ser humano es algo más que un ser material porque está dotado de alma.
"Vivimos inmersos en una cultura sumamente materializada que ha cerrado casi por completo el contacto con lo espiritual, por no decir con el más allá", le escribe en uno de estos correos Solrum a Steinn, que han vivido una misma experiencia pero que la han comprendido distinta de forma radical.
Para Gaarder "El castillo de los Pirineos", es una historia de amor que cuando tenía 25 años no creía ser capaz de escribir, "si bien, y dicho esto, la novela es profundamente filosófica".
Y filosófica entiende Jostein Gaarder a la mujer para quien, en su opinión, "es muy importante entender las cosas, es decir, lo que persigue la filosofía" frente al hombre, "todo lo opuesto a la filosofía y que persigue ser entendido".
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