Este artículo se publicó hace 14 años.
Josep Anglada, la sonrisa de la extrema derecha
El líder de Plataforma per Catalunya quiere dar el salto al Parlament
"Seguiremos luchando porque esto no es una lucha cualquiera, es la lucha de Cristo. Y Cristo es nuestro comandante y amigo". Han pasado 24 años desde que Josep Anglada pronunciara estas palabras ante decenas de nostálgicos franquistas. En aquella época, organizaba viajes al Valle de los Caídos y era el hombre de confianza en Catalunyadel líder de Fuerza Nueva, Blas Piñar. Desde entonces, las cosas han cambiado y las obsesiones, también. Anglada, el responsable de Plataforma per Catalunya (PxC) la segunda fuerza más votada en Vic (Barcelona), ya no sustenta su discursos en el águila preconstitucional ni en la unidad de la patria, ni siquiera en Cristo.
Ahora el objetivo son los inmigrantes. "Es público y notorio que [los inmigrantes en Vic] pasan por delante de la gente del país (...)", afirmó ayer el líder xenófobo en el pleno municipal. Los que lo conocen dicen de él que no es inteligente, pero sí "muy listo", uno de esos tipos que nunca desaprovecha una ocasión y que intuye qué puede obtener en cada momento. Y ahora ya no son tiempos de símbolos franquistas ni de monsergas ultracatólicas, al menos en Vic.
Un partido, un miembro"Es un analfabeto, un trepa, es incapaz de haberse leído un libro. Pero un día se dio cuenta de que ese discurso [xenófobo] funcionaba y lo explotó", afirma Joan Serra, periodista vicense y uno de los autores del libro Tota la veritat sobre la Plataforma per Catalunya.
De hecho, en el pleno municipal de ayer, Anglada parecía ser el único que disfrutaba de la expectación mediática. Sus preguntas no eran tales, sino pequeños discursos en los que dejaba claro su ideario. "Bienvenido al club de la PxC, al club de lo que algunos llaman el club de la xenofobia", espetó al resto de ediles.
Serra explica que la PxC no se entiende sin Anglada y que su fuerte carácter es conocido en la ciudad
Pero, en realidad, Anglada no hablaba a los concejales, ni siquiera a los vicenses, sino a las cámaras. El ex miembro de Fuerza Nueva está preparando el terreno para dar el salto al Parlament y ayer era un gran día para darse a conocer. "Agradezco a todo el equipo de gobierno el regalo que me han hecho; han hecho que la PxC haya estado y esté presente en todos los medios de comunicación". Los concejales aguantaron el chaparrón hasta que Gràcia Ferrer, de ERC, no pudo más y afirmó: "Siento vergüenza ajena de que todo el país nos esté viendo". Anglada no le hizo ni caso.
Serra explica que la PxC no se entiende sin Anglada y que su fuerte carácter es conocido en la ciudad. De hecho, sostiene, ha tenido bastantes encontronazos con la Justicia. En el último incidente, Anglada "acusó a dos jóvenes de haberle dado una paliza y luego, ante el juez, se descubrió que era él quien había empezado la pelea y, además, uno de los jóvenes era menor", afirma el periodista, que cuenta que en su juventud el dirigente xenófobo se jactaba de portar una pistola en el cinto.
Anglada ya no lleva armas encima o, al menos, ya no lo dice. Sus formas han cambiado y su decorado, también: los discursos ya no los hace en el Valle de los Caídos, sino en la sala de plenos del Ayuntamiento de Vic, pero sus detractores tienen claro que el fondo continúa siendo el mismo: el discurso contra los más débiles.
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