Jabalina: De armas de guerra a deporte
Jabalinas, pértigas y discos ya se usaban en batallas y competiciones en la antigua Grecia. El caballo con arcos tiene su origen en los ejercicios militares de la época clásica
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El lanzamiento de jabalina era para los griegos quizá la más importante entre las competencias atléticas con aparatos, porque en sus ejércitos durante la era clásica cada vez se usaba más este arma. En la guerra disminuía el papel de la falange, armada con pesadas lanzas, y aumentaba el de los peltastas, una infantería ligera especializada en escaramuzas que portaba un escudo de mimbre y jabalinas. Los romanos heredarían este uso, aunque su lanza (pilum) era más corta, pesada y robusta. Con la caballería pesada las lanzas arrojadizas pasaron de moda en el campo de batalla, aunque en España los íberos, y más tarde los almogávares y los jinetes (caballería ligera), mantuvieron la tradición.
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La jabalina griega clásica tenía un lazo de cuero en su centro de gravedad, que funcionaba como un propulsor proporcionando potencia y precisión. Las jabalinas modernas carecen de ese lazo; las usadas en las primeras olimpiadas de la nueva era eran de bambú o madera, pero las modernas son de fibra sintética. En 1986 se modificó el diseño de la jabalina, adelantando su centro de gravedad para facilitar que se claven en el suelo, lo que redujo los récords.
Quizá sea el lanzamiento de disco la disciplina que menos ha cambiado con el tiempo. Ya en el siglo V adC., el escultor griego Mirón creó su Discóbolo en la misma postura que usan los lanzadores hoy. Los discos griegos eran de bronce, hierro, plomo o piedra, y pesaban hasta seis kilos. En 1896, en cambio, se decidió usar un disco de dos kilos; al enterarse el estadounidense Robert Garrett, que había estado entrenando con uno de 10 kilos, se presentó y arrasó convirtiéndose en el primer campeón de la nueva era olímpica.
Muchas disciplinas del atletismo actual no estaban entre los Agones Atléticos de la antigua Grecia. No existía el salto con pértiga, aunque en todo el Mediterráneo ha sido común, desde hace milenios, el uso de maderos para saltar obstáculos. Las pértigas de bambú y más tarde de tubo de acero o aluminio que utilizaban los primeros saltadores han sido superadas por las sofisticadas de hoy, construidas en materiales sintéticos y con una envoltura externa pretensada de forma que actúan como un muelle.
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Las colchonetas de aterrizaje tienen también mucha importancia: al igual que en el salto de altura, al principio los saltadores debían caer de pie en un foso de arena. Las anchas y mullidas colchonetas de hoy permiten a los atletas estilos de salto que les hubiesen matado de tener que aterrizar en una superficie dura.
Las disciplinas gimnásticas fueron también incorporadas en el renacimiento olímpico. Algunas disciplinas, como el caballo con arcos, tienen su raíces en ejercicios militares de la época clásica. Otras, como las paralelas y la barra fija, fueron inventadas por reformadores del siglo XIX que pretendían mejorar la fibra moral de la sociedad mediante el ejercicio.
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Los aparatos y ejercicios de barra tienen en común que los gimnastas usan unos protectores de cuero para mejorar el agarre de los dedos, a veces combinados con talco o magnesio para reducir la sudoración. La ropa de los gimnastas está regulada en cuanto a diseño y aspecto, aunque en los últimos años han aparecido gran cantidad de variantes con telas muy sofisticadas, siempre dentro de las reglas y de la moda.