Israel bombardeó Gaza con fósforo blanco 'made in USA'
Amnistía Internacional aporta pruebas de crímenes de guerra contra palestinos
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Amnistía Internacional (AI) publicó ayer un informe sobre la ofensiva israelí contra Gaza en enero, en el que insta a Naciones Unidas a que imponga un embargo de armas a Israel y a Hamás, puesto que las dos partes utilizaron sus arsenales contra civiles durante los 22 días de ataques.
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El informe presenta pruebas de que Israel empleó bombas de fósforo blanco made in USA en zonas densamente pobladas de Gaza, algo prohibido por la ley internacional, así como otras armas procedentes de EEUU, que causaron la muerte a centenares de civiles palestinos y destruyeron un gran número de viviendas.
Los fragmentos de obuses hallados son de fabricación norteamericana
Una veintena de países occidentales vendieron las armas y municiones que Israel utilizó durante el conflicto. La mayoría procedían de EEUU, pero Francia, Reino Unido, España, Alemania, Serbia, Rumanía y Bosnia también le suministraron armas entre 2004 y 2007.
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El personal de la organización ha encontrado restos de las municiones que usó el Ejército en áreas de juego infantiles, dentro de colegios, en hospitales y en casas particulares. Entre los fragmentos hallados, figuran obuses de artillería norteamericanos de fósforo blanco M825 A1 y otros con marcas de fabricación del Pine Bluff Arsenal de Arkansas.
"En gran parte, la ofensiva militar de Israel en Gaza se llevó a cabo con armas, municiones y equipos militares proporcionados por EEUU y financiados por los contribuyentes norteamericanos", subrayó Malcolm Smart, director de AI para Oriente Próximo.
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AI reclama a la ONU que declare un embargo de armas contra Tel Aviv
Smart hizo un llamamiento a la Administración de Obama para que suspenda inmediatamente la entrega de armas a Israel. El último acuerdo bilateral prevé que EEUU le enviará más armas y municiones que nunca, por valor de 30.000 millones de dólares, en un plazo de 10 años hasta 2017. Eso supone un incremento del 25% respecto a los acuerdos anteriores.
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Desde 2002, Israel recibió 21.000 millones de dólares en armas y ayuda militar de EEUU, lo que permite concluir que para la última intervención en la franja de Gaza "se ha equipado en gran parte con armas, municiones y equipos militares pagados con el dinero de los contribuyentes norteamericanos", recalcó Smart.
Amnistía recomienda que se congele completamente la venta de armas a Israel "hasta que no exista un riesgo substancial de que esos equipos se usen para cometer violaciones graves de la ley humanitaria internacional y abusos de los derechos humanos".
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También menciona el uso de cohetes por parte de Hamás y de otras milicias contra Israel, aunque observa que el número de sus armas es sensiblemente inferior al de Israel. En la guerra, murieron más de 1.300 palestinos, la mayoría civiles, y 13 israelíes, incluidos 10 soldados.
Los proveedores de armas, sigue el informe, eran conscientes, antes del estallido del último conflicto, de que se usaban contra civiles, pero no detuvieron el suministro. Por ello, los países vendedores de armamento a Israel también tienen "alguna responsabilidad" en lo ocurrido "y deberían cesar inmediatamente" esa venta de armas.
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El informe denuncia los ataques contra objetivos civiles y menciona específicamente la destrucción de la American School en Beit Lahiya, que fue bombardeada por cazas F-16. Y el caso de tres equipos de personal de ambulancias que fueron muertos o heridos por misiles fabricados por dos empresas de Estados Unidos.
El ministerio de Exteriores de Israel respondió que el informe es "sesgado", no tiene en cuenta el uso de civiles como escudos humanos ni que el Ejército no atacó deliberadamente objetivos civiles. Por su parte, Fawzi Barhum, portavoz de Hamás, criticó que el informe "iguale al criminal con la víctima".