Este artículo se publicó hace 14 años.
Irán ahorca al líder de un grupo rebelde suní, según medios
Por Parisa Hafezi
Irán ejecutó el domingo al líder convicto de un grupo rebelde suní por su participación en ataques "terroristas" en el estado islámico, informó la televisión estatal.
Irán, un país de mayoría chií, arrestó a Rigi en febrero, cuatro meses después de que su grupo Jundolá (Soldados de Dios) se atribuyera un atentado que causó la muerte de decenas de personas, incluidos altos cargos de la Guardia Revolucionaria.
"Abdolmalek Rigi fue ahorcado hoy al amanecer (...) Fue condenado por muchos crímenes, como estar detrás de muchos ataques letales (...) y matar a decenas de personas inocentes", dijo la televisión estatal.
Un tribunal revolucionario de Teherán sentenció a Rigi a muerte y el Tribunal Supremo mantuvo la sentencia, informó la agencia de noticias semioficial Fars, que añadió que fue ejecutado en la prisión Evin de la capital, ante la presencia de "las familias de algunas de las víctimas".
"Los cargos contra Abdolmalek Rigi también incluían robo armado, secuestro, narcotráfico y formar y liderar el grupo terrorista Jundolá", informó Fars.
Irán acusa a Pakistán, Reino Unido y Estados Unidos de apoyar al grupo suní para crear inestabilidad en el sudeste de Irán, donde vive gran parte de la minoría suní del país. Los tres países niegan respaldar al grupo. Además dice que Jundolá tiene relaciones con Al Qaeda.
"Jundolá está relacionada con miembros de servicios secretos extranjeros, entre ellos miembros de los servicios de inteligencia de América y del régimen sionista (Israel), bajo la tapadera de la OTAN", según un documento judicial citado por la agencia oficial de noticias IRNA.
Un importante diputado dijo que Irán tiene previsto presentar una demanda ante importantes tribunales internacionales contra Reino Unido y Estados Unidos por apoyar a Rigi.
La provincia de Sistan-Baluchistán, en el sudeste de Irán, es una zona pobre fronteriza con Pakistán y Afganistán. En los últimos años han aumentado los ataques con bombas y los combates entre las fuerzas de seguridad, insurgentes suníes de la etnia baluchi y narcotraficantes.
Las autoridades iraníes han respondido con una serie de ejecuciones por ahorcamiento que han sido condenadas por Occidente y por organizaciones de defensa de derechos humanos.
Irán niega las acusaciones de grupos occidentales de que discrimina a las minorías étnicas y religiosas. Los baluches, muchos con lazos tribales en los vecinos Pakistán y Afganistán, suponen alrededor de entre el uno y el tres por ciento de los 70 millones de habitantes de Irán.
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