Inversión en I+D, el Inem del siglo XXI
En plena crisis, el empleo aumenta un 2,7% en las empresas españolas que más invierten en innovación
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Desde 2008, el Santander ha cerrado nueve operaciones de compra de bancos en Europa, Reino Unido y Suramérica. Son bancos comerciales, dedicados al negocio al por menor con sus depósitos, sus créditos y sus hipotecas. "Cada banco al por menor maneja unas 500 aplicaciones informáticas. Si tenemos 18 bancos, supone manejar 9.000 aplicaciones distintas", explica José María Fuster, director general y responsable de innovación y operaciones del Santander.
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Desarrollar una suite, o plataforma tecnológica de aplicaciones bancarias, que permita simplificar, unificar y, por tanto, gestionar su agresiva expansión internacional, ha convertido al Santander en el banco europeo que más recursos propios invierte en I+D y en la empresa que más lo hace de España; asimismo, le ha llevado a ocupar la plaza 26 del ranking de las mil empresas europeas que más invierten que cada año elabora la Comisión Europea (CE). Una tarea que en 2010 supuso casi 1.340 millones de euros, o el 40% de todo lo que invirtieron en I+D las 25 empresas españolas que aparecen en el ranking.
"Si se duplica la inversión en I+D, el empleo puede crecer hasta un 15%"
Esa cifra supone un incremento del 56% sobre el 2009, mientras que en los tres años anteriores su inversión en I+D creció a un ritmo del 29% anual. Y aún les quedan años de inversión. La plataforma diseñada para gestionar esas 500 aplicaciones ya existe, y la implantan en cuanto entran en un nuevo banco. Pero hasta ahora sólo han conseguido unificar el 20% de ellas. "Hasta llegar a ese 100% hay muchísimos problemas que resolver, nuestra demanda de software es brutal", dice un Fuster que reconoce que para lograrlo necesitan "ampliar la comunidad de desarrolladores". Efectivamente, el 80% de esos 1.338 millones de euros son en realidad la facturación de un gigantesco entramado de empresas que trabajan para el banco: "Esa cifra se traduce en horas hombre de programación que hacemos con nuestra propia gente, pero sobre todo con proveedores pequeños, medianos, y grandes, especializados, de nicho Es un ecosistema de proveedores de todo tipo", explica.
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Es un buen ejemplo del efecto multiplicador que, según todos los estudios, ejerce la inversión en I+D. Las 1.400 empresas de todo el mundo contenidas en el ranking no sólo han mejorado sus resultados en plena crisis, también han crecido en empleo. En total, sumaron 41,19 millones de empleados, lo que equivale a un 3% más que el año anterior. En España, con tasas de paro del 20%, en las 25 empresas que han invertido los más de 4,37 millones de euros con recursos propios exigidos para entrar en el ranking también ha subido el empleo. Prácticamente en la media mundial, un 2,7%, y muy por encima del 0,6% de la media de sus homólogas europeas. Incluso por encima del 2,6% de crecimiento de las muy tecnológicas empresas japonesas.
El Gobierno da un euro por cada otro que la gran empresa gasta con las pymes
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Héctor Hernández, que desde el instituto de investigación que la CE tiene en Sevilla, el IPTS, es el responsable de la elaboración de la clasificación, es taxativo: "A mayor intensidad de innovación en las empresas, mayor es la creación de empleo". Calculando la intensidad como el cociente de la inversión en innovación sobre la facturación total de las empresa, su conclusión es que con un 1% de intensidad, duplicar la inversión en I+D supondrá incrementos en el empleo de entre un 8% y un 15%; para una intensidad del 5%, umbral a partir del cual se considera que la empresa es de alta tecnología, el efecto de duplicar su inversión aumentará el empleo entre un 15% y un 20%.
Indra es una de las pocas españolas que superan ese cociente del 5% que te convierte en empresa de alta tecnología. Dedicada a prestar servicios informáticos, ocupa el puesto 106 del ranking mundial por inversión en I+D, pero es la segunda europea de su sector que más invierte. Este año, Indra, con un incremento del 7,2% en intensidad innovadora, ha incrementado su empleo en un 8,2%. Su director de innovación, José Luis Angoso, coincide absolutamente con el análisis de Fuster: "No sólo los estudios, desde mi función en Indra es evidente que apostar por la innovación lleva a una mejora en la internacionalización, que lleva a una mayor necesidad de recursos. Y eso pasa en general en todas las empresas españolas que están teniendo éxito internacional".
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Su coincidencia con Fuster va más allá. Indra es una de esas compañías susceptibles de formar parte del "ecosistema de proveedores" del Santander. Y su tamaño, más de 27.000 empleados, implica que ha tenido que crear a su vez su propio ecosistema. "En nuestro propio proceso de innovación somos tractores. Tenemos más de 150 acuerdos con universidades y entes del conocimiento a nivel mundial, y más de 200 de colaboración con empresas de base tecnológica, con capacidades específicas para colaborar con Indra a la hora de hacer proyectos concretos de I+D".
Una vez más Angoso y Fuster, que recientemente cerró un acuerdo con la Universidad Politécnica para abrir su plataforma al software libre a cambio de sus capacidades, coinciden: "O nos abrimos o no podremos atender a la demanda. Es necesario que se vaya desarrollando toda esta serie de clusters, de ecosistemas", dice Fuster. "Conectar con este tejido empresarial en un modelo de innovación abierto y global es imprescindible", dice Angoso.
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Es esta conclusión sobre el inevitable efecto tractor que la inversión en I+D tiene sobre la industria la que lleva al secretario general de Innovación del Gobierno, Juan Tomás Hernani, a exclamar que "la innovación es el Inem del siglo XXI". De ahí que el Gobierno les haya ofrecido a las grandes empresas un euro por cada otro que ellas inviertan en aliarse con las pymes en proyectos concretos de I+D. "No es que el empleo sea la consecuencia de la innovación, sino que tenemos que hacer una política de empleo previa relacionada con la innovación", resume Hernani.