Este artículo se publicó hace 15 años.
El instrumentalista Savall dice que la música es la última esperanza de lograr el entendimiento entre pueblos
El instrumentista catalán Jordi Savall cree que la música "es la última esperanza" para encontrar "puntos de diálogo y de entendimiento" entre los pueblos, de ahí su empeño en recuperar melodías medievales y música antigua que recuerda los orígenes comunes de distintas culturas.
Savall, a quien la UNESCO nombró el año pasado Artista por La Paz, actuará este jueves en la Quincena Musical de San Sebastián junto al percusionista Pedro Estevan y ofrecerá una selección de composiciones de la Baja Edad Media que se escuchaban en la antigua Hesperia, es decir en las penínsulas itálica e ibérica, donde convivían judíos, árabes y cristianos.
"La Lira de Hesperia" es el título del programa que Savall interpretará con un atípico rebab antiguo, una vièle de cinco cuerdas y una lira de arco, todos ellos conseguidos a lo largo de los años en anticuarios y que, con sus cuerdas de tripa de animales, tienen "una magia muy particular" por su "cálida resonancia" parecida a la voz humana, ha explicado en una entrevista concedida a Efe.
La música medieval es para este artista una buena manera de "crear puentes" entre el pasado y el presente y de encontrar un modo de superar los conflictos actuales.
"La música es el único camino que nos queda porque con ella no se puede mentir. Tal y como está el mundo se constata que hemos fracasado porque no somos capaces de establecer un diálogo basado en el respeto, en la dignidad y la justicia. Pero para aproximarte a alguien con la música hay que saber escuchar y tener sintonía. Es una escuela de diálogo", ha sentenciado.
En su afán por unir culturas a través de sus raíces musicales, Savall lleva a cabo distintas iniciativas como el "Proyecto Jerusalén", un libro-disco que hace un recorrido por los 3.000 años de la historia de la ciudad en el que participan 40 músicos de Oriente y Occidente, y que durante este año y 2010 será presentado en distintos países europeos.
Otro de sus programas consiste en recuperar la unión musical y el "respeto" que existía en Estambul a principios del siglo XVIII entre judíos, armenios y turcos con el fin de "recordar la historia para construir un futuro mejor".
Distinguido en 2008 como embajador de Diálogo Intercultural y este año como Embajador para el Año Europeo de la Creatividad y la Innovación, trabaja junto a otras personalidades para fomentar la educación y el entendimiento entre culturas, por eso afirma convencido que cree "en el poder de la música".
"Sin música, la vida sería insoportable", dice al constatar que ésta ayuda a la gente a sobrevivir en momentos difíciles, y añade que por eso, "los pueblos que tienen las músicas más bonitas son los que están en minoría frente a culturas dominantes como los irlandeses, escoceses, vascos, catalanes o armenios", porque sus melodías les han servido "para dar fuerza espiritual para aguantar lo inaguantable. Ésa es la gran fuerza de la música".
Gracias a la tradición oral, esas músicas minoritarias han pervivido y, a juicio de Jordi Savall, en su sencillez, "llevan un mensaje tremendo de emoción y belleza" que ha dado fortaleza a generaciones enteras para seguir adelante.
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