Este artículo se publicó hace 11 años.
El inquilino de La Angorrilla es el rey
Juan Carlos de Borbón ordenó rehabilitar la casa de la finca de El Pardo para vivir allí a partir de 2006. Corinna zu Sayn-Wittgenstein se alojó en calidad de invitada del monarca. La vivienda también acogió
"Las cosas son mucho más sencillas de lo que parecen", subraya una de las fuentes consultadas por este diario, con acceso a la Casa Real y que confirma que la casa de La Angorrilla no se rehabilitó completamente y mejoró para Corinna zu Sayn-Wittgenstein, sino para el propio rey Juan Carlos, que buscaba un entorno más privado para vivir que el palacio de La Zarzuela y en donde el monarca y sus visitas pudiera moverse con absoluta independencia. "También de la reina", subrayan distintas voces preguntadas al respecto, aunque recuerdan que ella cada vez vive menos en Madrid, ciudad que alterna con Londres (en donde reside su hermana Irene y su familia) y Palma de Mallorca, en menor medida. La separación de facto de los reyes es más que un secreto a voces, el cual, además, los dos protagonistas apenas se molestan ya en guardar.
El rey siempre ha utilizado la casa de la finca La Angorrilla -situada en el monte de El Pardo-, también cuando el morador era el guarda forestal del vastísimo espacio natural (16.000 hectáreas), aunque lo hacía de forma puntual y especialmente, en verano. La casa, sin embargo, aunque se había sometido a alguna reforma, no estaba en condiciones de ser la vivienda habitual del monarca. Por ello, a partir de 2006, cuando el rey decidió independizarse de La Zarzuela, su familia y sus trabajadores -y cuando su "entrañable amistad" con la alemana empezaba a consolidarse- se inició una rehabilitación casi integral de la vivienda -incluyendo una piscina cercana- y el monarca pasó a habitarla con regularidad. Allí, con el rey de anfitrión, se alojó Zu Sayn-Wittgenstein cuando viajó a Madrid, al menos durante cuatro años seguidos y alguna escapada puntual más. Pero por allí también han pasado otros invitados, amigos o gente de la máxima confianza del monarca; asimismo, Juan Carlos de Borbón ha celebrado en su casa de La Angorrilla reuniones de ocio o, incluso, algún despacho de trabajo de carácter más confidencial al que no deseaba dar mucha o ninguna trascendencia, aseguran en su entorno. Consultada por esta información ayer, La Zarzuela declinó hacer comentarios.
Seguridad y presupuesto por extensiónLa finca La Angorrilla saltó a los medios nacionales tras desvelar la cadena de televisión 13TV que allí se había alojado la consultara alemana con uno de sus hijos, algo que confirmaron los vecinos de la cercana colonia de Mingorrubio, dependiente del pueblo de El Pardo. Los habitantes del lugar comentaron, particularmente, la cantidad de personal de Seguridad que entraba y salía de esta finca, que tiene su acceso por La Zarzuela y está dentro del perímetro restringido de la residencia real. Que La Angorrilla fuera residencia habitual del rey explicaría tanto despliegue, razonan los interlocutores de Público, aunque el hecho de que Zu Sayn-Wittgenstein estuviese allí en calidad de invitada también "requiere un lógico control", al que la alemana accedería por extensión del rey.
Sobre el coste de las reformas en la controvertida vivienda, éstas estarían incluidas en el presupuesto destinado a Patrimonio Nacional o al de la Casa Real o a ambos, según lo que se haya hecho. Se trata de un cargo normal, pues las reformas y rehabilitación habrían sido para uso del rey, independientemente de si invitaba a su "entrañable" amiga, a otras personas o a nadie, explican desde el citado ámbito. La pregunta sobre si la alemana pagaba o no un alquiler a Patrimonio Nacional, que IU trasladó por escrito al Gobierno, pierde pues relevancia si se tiene en cuenta esta información; de hecho, el Ejecutivo respondió a la formación liderada por Cayo Lara que en los registros de Patrimonio no constan tales pagos.
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