"Un ingeniero no puede formarse sin poesía"

Manuel Rivas (A Coruña, 1957) acostumbra a hacer que otros hablen por él. En la presentación de su último poemario, A desaparición da neve (Alfaguara), citó a John Keats, Aristóteles, Jacques Derrida, Foucault, Lorca, San Juan de la Cruz, Rosalía de Castro, Martín Códax y Sófocles para presentar un producto que se sale de lo previsto y lo comercial. "Es una apuesta por la diferencia", dijo en alusión a las traducciones al catalán, euskera y castellano de los textos gallegos (y que a diferencia de las tradicionales ediciones bilingües ocupan el mismo espacio que la versión original). El libro aporta 40 nuevos poemas que hablan de un país poliédrico, en el que el lector viaja de la Galicia del púlpito a la Galicia de los naufragios.

"Da la sensación a veces de que la síntesis de la historia de Galicia es la del poema Penélope de Díez Castro, que decía: Galicia un paso adelante y otro atrás, y la tela de tus sueños no se cumple. En principio puede ser esa la impresión; yo creo que no. Ha habido un cambio de fondo muy importante en muchos aspectos... Es un país muy plural", defendió.

Vocación oral

A desaparición da neve da continuidad a la antología El pueblo de la noche (1997); de ahí que el escritor Premio Nacional de Narrativa persevere en una poética irónica que juega con las onomatopeyas para musicar los textos. Un aspecto que la editorial ha reforzado con el lanzamiento de un CD en el que Rivas declama sus textos bajo música de Pulpiño Viascón y César C. Morán.

Rivas se mostró ayer especialmente crítico con la educación. "Creo que la literatura en vez de ocupar un lugar más colateral en las aulas debería ser la célula madre. No puedo entender cómo se puede formar un ingeniero sin estudiar poesía, sin tener una sensibilidad poética. La revolución pendiente en las escuelas es que las bibliotecas sean el epicentro; que la palabra esté en el centro", propuso.

Pero Rivas no concibe la escritura como un acto pugilístico contra la página en blanco: "La referencia del título a la nieve viene dada porque creo que el escritor no escribe sobre el folio sino sobre la nieve. Escribe sobre algo que está oculto y que va a ir floreciendo". Una fertilidad que trasciende el poemario y que sitúan al autor junto a autores como Wenceslao Fernández Flórez o Bernardo Atxaga por su capacidad para tejer un imaginario muy ligado a su tierra natal.