Hollande se enfrenta a la primera prueba electoral de su mandato
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Cerca de 45 millones de votantes están llamados este domingo a las urnas en Francia en la primera ronda de las elecciones municipales, primera prueba electoral para la presidencia del socialista François Hollande, en la que la abstención jugará un papel determinante.
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Parasitado por escándalos que afectan a la derecha y a la izquierda, este escrutinio se va a desarrollar en un clima de desafección, que según diversos institutos demoscópicos podría alcanzar una desmovilización récord de entre el 37 y el 41 %, con la que se batiría la del 33,5 % de la primera ronda de 2008.
En esos comicios, en los que la conservadora Unión por un Movimiento Popular (UMP) estaba entonces en el poder, la izquierda obtuvo el 49,34 % de los votos y la derecha un 47,55 %, y los socialistas superaron su objetivo de reconquistar al menos 30 de las 41 ciudades de más de 20.000 habitantes perdidas en 2001.
En el censo para la elección de alcaldes y concejales, que se cerrará el próximo domingo en segunda vuelta, se han inscrito 926.068 candidatos, que han buscado centrar el interés en los asuntos locales para alejar el foco del resto de polémicas.
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Los politólogos pronostican que el electorado de izquierda podría optar por boicotear las urnas por el incumplimiento de promesas socialistas como la inversión de la curva del paro, y revalidar con ello la impopularidad de Hollande, que en febrero, según un último sondeo de Harris Interactive, subió 3 puntos, hasta el 75 %.
La derecha, por su parte, ha encarado la recta final salpicada por las escuchas judiciales al expresidente Nicolas Sarkozy, que sacaron a la luz indicios de un presunto delito de tráfico de influencias, o por la difusión de algunas de las grabaciones que durante cinco años hizo su consejero Patrick Buisson.
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La confusa política de comunicación del Ejecutivo, que primero negó y posteriormente admitió haber sido informado de esas escuchas, agrandó una polémica que a nivel nacional hizo prácticamente inexistente la campaña de cara a la renovación de los cerca de 36.000 pueblos y ciudades de Francia.
A la misma contribuyó también la ruptura el jueves del silencio mantenido hasta ahora por Sarkozy mediante una tribuna en Le Figaro, en la que se dijo víctima del funcionamiento de la actual República, y dejó caer que sus métodos presentan similitudes con los de la policía política de la extinta República Democrática Alemana.
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Una encuesta difundida este miércoles por el instituto IFOP avanzó que el 69 por ciento de los franceses aseguran que se pronunciarán en función de consideraciones locales, pero la duda planea sobre el impacto que ese desgaste pueda tener.
El ultraderechista Frente Nacional (FN) ha presentado 597 listas, frente a las 119 de hace seis años, y en numerosas ciudades aparece en situación de mantenerse en la segunda ronda, provocando triangulares que serían potencialmente más devastadoras para la UMP.
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En caso de que la ultraderecha supere al menos el 10 % de los votos en esta primera ronda y pase a medirse con socialistas y conservadores en la segunda, la agrupación podría jugar un papel de árbitro y privar de la victoria a la UMP en municipios donde, en caso de duelo, parecía tener asegurado el éxito.
Los colegios electorales se abrirán a las 07.00 GMT y cerrarán a las 17.00 GMT, con posibilidad de ampliarse dos horas más en las urbes más grandes y, de confirmarse la tendencia de los sondeos, habrá mayor movilización entre los simpatizantes de derecha (69 %) que entre los de izquierda (62 %).
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De acuerdo con un sondeo del instituto CSA publicado este viernes, la UMP, sus aliados MoDem y UDI y otros candidatos de esa tendencia acogen el 49 % de las intenciones de voto, ocho puntos más que las listas de izquierdas en su conjunto.
El voto de sanción afecta primero a la mayoría vigente, en la que 16 ministros están personalmente implicados, pero solo uno de ellos, el de Transporte, Frédéric Cuvillier, figura como cabeza de lista, en la localidad costera de Boulogne-sur-Mer.
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El resto está menos expuesto y en principio el resultado no se da por hecho que vincule a la remodelación gubernamental esperada para después de los comicios, pero según adelantó esta semana uno de ellos bajo condición de anonimato, mantenerse en sus respectivos puestos "es más seguro cuando ganas".