El hijo de Sarkozy es acusado de huida y destrozos en París
Comienza el juicio en medio de la ofensiva contra la "granujacracia"
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El presidente Nicolas Sarkozy denunció hace unos días la supuesta existencia de una "granujacracia" ("voyoucratie") en los barrios populares de Francia, pero bien podría tener que morderse la lengua dentro de poco si barre de puertas para adentro.
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Su hijo Jean, apenas veinteañero, se sentó ayer en el banquillo de los acusados por un presunto delito de huida y destrozos. Según la acusación aceptada a trámite por el Tribunal Correccional de París, en octubre de 2005 Sarkozy junior tuvo un accidente a bordo de su scooter que le condujo a abollar y rayar el BMW de M'Hamed Bellouti en la plaza de la Concordia de París.
En lugar de parar y simplemente firmar el típico atestado, Jean hizo un gesto insultante y huyó, según la versión de la acusación.
Jean Sarkozy es un presunto inocente. Su juicio, por una abolladura, ha tardado dos años en llegar y para abordarlo cuenta con un abogado de lujo, nada menos que el letrado Thierry Herzog, terror de los tribunales que ha bregado con casos como el de las Fragatas de Taiwan, Clearstream o el de los empleos ficticios de colaboradores de Jacques Chirac.
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El tribunal decidió ayer enviar el caso a una nueva audiencia en junio.En el momento de los hechos, Jean Sarkozy tenía sólo 18 años y una ya célebre reputación de noctámbulo rubio teñido.
Era candidato a joven estrella del teatro parisiense y se creía que lo tenía todo permitido, a juzgar por las versiones difundidas por medios de comunicación para adolescentes franceses de boca de adolescentes que le frecuentaron.
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Jean volvió ayer a insistir en su inocencia. Pero lo cierto es que el conductor del coche dañado guardó anotada la matrícula del scooter. La entregó a su seguro, con un descriptivo de lo ocurrido y a partir de ahí empezó el viacrucis que condujo, ayer, a una solemne audiencia en el Palacio de Justicia por un banal accidente de moto.
El asunto podría carecer totalmente de importancia. Pero el contexto hace que, en el plano simbólico, el caso Jean Sarkozy sea importante en la mente de la juventud francesa.
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El actual presidente, que ha roto la tradición francesa de privacidad total en asuntos de familia y alcoba, ha puesto siempre por delante a los suyos como parte integrante de su imagen y de su carrera.
Pruebas de ADN
Por ejemplo, en enero de 2007 el scooter de Jean -uno nuevo, no el accidentado- fue robado en una localidad rica cercana a París.
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El padre, entonces ministro de Interior, removió cielo y tierra para que fuera hallado, hasta el punto de exigir la toma de muestras de ADN que, efectivamente, condujeron a la detención de los tres autores del hurto en un barrio pobre del norte de la capital.
Un éxito policial logrado en sólo 10 días. Lo nunca visto, según reconocen fuentes policiales. En París, el robo de motos es muy frecuente y casi nunca objeto de pesquisas.