Este artículo se publicó hace 15 años.
Hariri abandona el intento de formar gobierno en Líbano
Saad al Hariri abandonó el jueves su intento de formar gobierno con grupos rivales, entre ellos Hezbolá, y dejó el cargo de primer ministro designado, acusando a sus adversarios de bloquear sus esfuerzos.
Hezbolá, un movimiento chií apoyado por Irán y Siria, rechazó una propuesta de gobierno de unidad presentada por Hariri esta semana, más de 10 semanas después de que fuera designado primer ministro.
Hariri, un empresario millonario que tiene el apoyo de Estados Unidos y Arabia Saudí, dijo que ha celebrado "rondas y rondas de consultas que siempre terminaron en obstrucción". El importante político opositor Gebran Bassil le culpó del fracaso.
Hariri anunció su decisión tras un encuentro con el presidente Michel Suleiman, que ahora debe convocar consultas con los diputados para designar a un nuevo primer ministro.
Suleiman está obligado a escoger al candidato con el mayor apoyo entre los diputados. Se espera que Hariri, líder de la coalición mayoritaria en el Parlamento, vuelva a ser elegido. Su coalición derrotó a Hezbolá y sus aliados en las elecciones parlamentarias del 7 de junio.
"He informado al presidente de la República que he renunciado", dijo. El principal político suní de Líbano añadió que espera que su decisión permita una renovación de "las consultas parlamentarias que acabarán en la formación de un nuevo gobierno (...) que pueda dirigir el país".
Su fracaso ha despertado la preocupación por una posible nueva crisis política en Líbano, donde las luchas de poder han supuesto largos periodos de parálisis gubernamental y violencia en los últimos años.
Hariri, de 39 años, es la hija del ex primer ministro Rafik al Hariri, cuyo asesinato en 2005 empujó al país a su peor crisis interna desde la guerra civil de 1975-90.
Las alianzas rivales habían acordado los términos generales de una división de carteras en el nuevo gobierno, pero no se puso de acuerdo sobre los detalles de quién debería controlar cada ministerio. Hariri se había negado a ceder a las demandas del líder de Hezbolá Michel Aoun, el líder del mayor bloque cristiano en el Parlamento.
En el centro de la disputa estaba la exigencia de Aoun de que su yerno, Gebran Bassil, mantuviera su puesto de ministro de Telecomunicaciones. Está previsto que este sector se reforme, incluyendo la privatización de dos compañías de telefonía móvil.
Los analistas creen que hace falta más presión de países como Arabia Saudí y Siria para persuadir a sus respectivos aliados libaneses de que alcancen un acuerdo. Mientras se mantendrá en el cargo de manera provisional el Gobierno del primer ministro, Fuad Siniora.
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