Guerra afirma que la Constitución es "reformable" pero mejor no tocarla si debilita el consenso del 78

El presidente de la Comisión Constitucional del Congreso de los Diputados, Alfonso Guerra, ha opinado hoy que toda Constitución es "reformable" porque pensar lo contrario es "sacralizarla", aunque ha señalado que prefiere "no tocar" la actual "si eso supone debilitar el consenso de 1978".

Durante su conferencia "La Constitución del consenso", pronunciada en el Club Diario Información, en Alicante, Guerra ha afirmado que la carta magna de 1978 constituyó "por primera vez, un proyecto de organización política, social y democrática apoyado por el conjunto de la población y de los actores políticos".

Ha señalado que esta Constitución rompió el "movimiento pendular" de los textos anteriores, que en su origen eran "unilaterales" creados por posiciones "conservadoras o progresistas", y que en su contenido "respondían a criterios de la mitad política de la población".

Así, ha resaltado que la actual, cuya vigencia ha considerado "prolongada" teniendo en cuenta la historia de las anteriores, ha permitido gobernar a partidos de distintas ideologías, al tiempo que ha resaltado que en este tiempo ha tenido que superar "los embates del involucionismo nostálgico y del terrorismo".

"La Constitución de 1978 es el armisticio final de una guerra", ha destacado Guerra, quien ha subrayado que el "momento clave" en el paso de la dictadura a la democracia no se sitúa en las elecciones de 1977, sino en la decisión de los diputados elegidos de "hacer el proceso constitucional y romper con el pasado".

A su juicio, la carta magna que surgió tuvo como virtud "dejar algo insatisfechos a todos, y no totalmente satisfechos a ninguno" y su elemento central fue el "consenso", que supuso "un conjunto de renuncias".

"Hoy en día sería imposible elaborar una Constitución por consenso", ha apostillado el presidente de la Comisión Constitucional del Congreso de los Diputados, quien ha valorado la situación política actual y ha lamentado que actualmente "algunas clases dirigentes" sean "más propensas a crear problemas donde no los hay, que a resolverlos".

En su intervención, Guerra ha señalado que "no es aceptable ni ético" que "quienes no defendieron los principios democráticos en la elaboración de la Constitución" pretendan "el monopolio" de la misma.

También se ha referido a las posturas "nacionalistas" y ha afirmado que no comparte esta filosofía porque, aunque apoya el derecho a las identidades propias de toda Comunidad Autónoma, también defiende el derecho a "la identidad creada por todos los españoles".