Como Internet no tiene barreras, ayer Luis Collado, responsable en España de Google Libros, reunió a la prensa para aclarar las que no se han saltado a la torera. A pesar de que desde la Federación del Gremio de Editores de España se reconozca un mayor acercamiento del gigante californiano en su versión española a los planteamientos que proponen los editores, la empresa todavía no está libre de sospecha entre la mayoría de los editores que pasaron ayer por la inauguración de la feria LIBER.
Collado apuntó que el sector del libro tiene mucho interés por saber qué hacer con Google, y que, durante estos tres días de la feria, en su agenda no aparece otra palabra más que 'reunión'. De hecho, lanzó un mensaje de calma: 'En España en ningún caso hay acuerdos sin la colaboración de los titulares de los derechos del libro'.
A pesar de ello, el presidente del Gremio de Editores de Catalunya, Antoni Comas, se despachó certero con la empresa californiana: 'Son capaces de venderte una caja vacía al mejor precio. Google Libros es el gran engaño para los editores. Nadie les ha pedido que vengan a nuestras casas a hacer buenas prácticas. Gracias por sus buenos propósitos, pero no los queremos. Es absolutamente falso que la mayoría de los editores estén de acuerdo con ellos, sin ir más lejos, Planeta no lo está', explicó.
'Si alguien no quiere ser digitalizado tendrá que avisarlo'
En la charla se apuntaron las estrategias de Google, que limitan con el marco legislativo de cada país. Mientras en EEUU la polémica ley Fair Use determina que, al margen de la propiedad del producto, si no es visible para la sociedad puede ser rescatado por una empresa para hacerlo visible al ciudadano, siempre y cuando sea un bien interesante para la sociedad. Google Books digitalizó en EEUU de acuerdo a esta norma y se ha ganado la sospecha de monopolio ante el departamento estadounidense de Justicia.
Hay casos de autores españoles y libros publicados por una editorial española digitalizados y colgados en Google Books invisibles aquí, pues 'fuera del territorio norteamericano no se muestra nada'. La gestora Cedro tiene el papel de reclamar lo que se debe.
Otro de los aspectos más polémicos de la iniciativa empresarial de Google es que 'por defecto estás bajo el acuerdo'. 'Si alguien no quiere estar en Google Libros, tendrá que salirse'. La política de la empresa en EEUU hasta el momento ha sido digitalizar sin preguntar, y si el autor o editor decide no estar entre su fondo digitalizado tendrá que dirigirse a la empresa a través de una gestora de derechos en EEUU, que todavía no se ha creado, para sacar su referencia del buscador y de la librería.
La búsqueda en Google 'será igual que en una librería o en una biblioteca'
Porque de momento Google Libros es un buscador, para el que se han digitalizado los fondos de dominio público de la Universidad Complutense de Madrid y de la Biblioteca Nacional de Catalunya. Todavía no comercializan, sólo incluyen breves párrafos del libro. 'Hay cerca de 40 libros nuestros en Google y nadie se ha puesto en contacto con nosotros', explica Nicole Etchevers, de Responsable Promoción Idiomas y Web en Herder Editorial. 'Son libros de humanidades que han encontrado en las bibliotecas, pero que tienen los derechos vigentes. No hemos querido formar parte del acuerdo con Google porque de momento queremos esperar, hay que tener mucho cuidado', cuenta con precaución y apunta que las editoriales deberían juntarse para hacerse fuertes ante estos gigantes.
'La búsqueda en Google será igual que en una librería o en una biblioteca. Lo visible estará acordado por los autores y los editores. Sólo ellos decidirán si aparece publicidad o no junto a su libro. El negocio de Google es la publicidad', reconoce Collado. Aún así ayer se insistió en la comparación con una gran biblioteca del conocimiento, en la que 'el gran beneficiado serán los lectores de libros'. Es más, según Collado, ayudarán a las bibliotecas a preservar (hacen una copia digital) y a difundir (la copia se da a conocer a mucha más gente). Quizá porque Google se haya escudado en el beneficio social, los autores y editores vean un negocio que por ahora no les respeta.
También quedó claro que están dispuestos a recibir a quien sea en su buscador, biblioteca o librería, porque 'todo interesa'. Es decir, que aquella persona que quiera dar a conocer una obra puede usar Google como plataforma, y sólo habrá censura si se falta a los derechos ajenos. Tanto en el caso de estos autores espontáneos como en el de los consagrados, si hay venta, Google se quedará el 37% del precio del libro.
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