El Gobierno se resiste a escuchar. Ni los malos resultados en las elecciones autonómicas de este fin de semana en Andalucía y Asturias parecen servirles de advertencia ante el rechazo que provocan sus primeros ajustes y la que se ha convertido en su medida estrella: la reforma laboral. Nada sirve, ni la previsible masiva huelga general de trabajadores convocada para mañana.

El Gobierno no va a modificar 'un ápice' su postura sobre la reforma laboral pese a la huelga. Así de claro lo ha dicho el ministro de Economía, Luis de Guindos, durante su intervención esta tarde en el Foro ABC.

De Guindos, que ha dicho que espera que se respete el derecho al trabajo y que la jornada sea 'absolutamente' pacífica y tranquila, ha asegurado que independientemente de que la huelga general se considere un éxito o no, 'no hay duda' de que no se modificará 'ni un ápice' la nueva reforma laboral.

Más de lo mismo ha señalado Montoro. El Gobierno 'no va a ceder' ante la huelga porque supondría 'profundizar' una crisis que ya ha destruido muchos empleos, según las palabras del titular de Hacienda y Administraciones Públicas.

Montoro cree que retroceder sería 'profundizar' en la crsis del país

'La disyuntiva no es una huelga general más o menos seguida, la disyuntiva es salir de la crisis o no salir de la crisis, eso es lo que está en juego', ha dicho en los pasillos del Congreso.

Ese es el sentido - según ha señalado- de la reforma, sometida a las aportaciones que los grupos políticos puedan hacer durante su trámite en el Parlamento.

'La huelga por supuesto es un elemento propio de la democracia, del Estado de Derecho, pero no es un elemento de debate político para hacer retroceder al Gobierno, ése no es el sentido, el sentido es llevar las iniciativas pertinentes a un Cámara'.