El Gobierno de Gordon Brown agoniza
La dimisión del ministro de Defensa, el cuarto que renuncia en cinco días, obliga al primer ministro británico a remodelar su gabinete
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El primer ministro británico, Gordon Brown, se agarró este viernes a una remodelación de su gabinete después de la dimisión de cuatro ministros en cinco días en lugar de aceptar la derrota. El último en salir fue John Hutton, secretario de Defensa, quien presentó su dimisión aduciendo problemas personales.
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Anteriormente habían hecho lo propio Jacqui Smith, ministra de Interior, Hazel Blears, ministra de Comunidades y James Purnell, el ministro de trabajo que renunció ayer a la par que pidió a Brown su dimisión para salvar a los laboristas. El escándalo de las cuentas de gastos destapado por el Daily Telegraph y la debacle electoral de los laboristas tanto en Europa como en las elecciones locales, han provocado una corriente anti Brown dentro del partido que tiene visos de terminar con el sucesor de Tony Blair.
La renuncia de Hutton o de Smith no tienen carácter inmediato como la de los otros dos, ambos simplemente anunciaron que dejarán su puesto en el Parlamento en las próximas elecciones. Pero si hay algo que ha terminado por acabar con la imagen de Brown es la renuncia ayer de James Purnell. El ya ex ministro de Trabajo y Pensiones, envió una carta personal al primer ministro en la que decía que su permanencia en el liderazgo del partido hacía una victoria de los conservadores "todavía más probable".
"Eso sería desastroso para nuestro país[...] Lo que te pido es que renuncies para dar a nuestro partido la oportunidad de luchar por la victoria. Por esa razón yo he decidido dimitir de mi puesto en el Gobierno", explicó Purnell.
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La estrategia de Blears y Purnell encaja de pleno con la teoría de la conspiración que destapó el pasado domingo el diario The Sun, al revelar una recogida de firmas dentro de las filas laboristas para plantear una moción contra Brown que termine con su dimisión. Algunos medios como The Guardian cuentan por horas la permanencia de Brown en el Gobierno. En cualquier caso, el primer ministro quiso dar una imagen de movimiento nombrando nuevos ministros y remodelando su Gobierno, una decisión que no estaba prevista hasta la semana que viene, una vez que se tuviera en la mano los horrorosos resultados electorales que todo el mundo espera.
La situación es tan grave para los laboristas que algunas encuestas ya les dejan como la tercera fuerza política del país por detrás de los conservadores de David Cameron y los Liberal-Demócratas de Nick Clegg.
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Brown ha qquerido recompensar a Alan Johnson, actual ministro de Sanidad, y lo ha nombrad ministro de Interior. Elección, que no deja de ser irónica cuando Johnson es el nombre que más suena como alternativa a Brown en caso de que éste decida convocar unas elecciones primarias dentro del partido o incluso dimita.
Mientras, John Denham ocupará el puesto que deja Blears en el ministerio de Comunidades e Yvette Couper, actual ministra del Tesoro, ocupará la cartera de Trabajos y Pensiones.
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Hay ministros muy cuestionados que seguirán en sus puestos. Tal es el caso del ministro de Economía, Alistair Darling, que permanecerá en el Gobierno, al igual que el ministro de Justicia, Jack Straw y el de Asuntos Exteriores, David Miliband. Peter Mandelson seguirá siendo el ministro de Empresa y Ed Balls el de Infancia.
Los primeros resultados de las elecciones en Bristol son un síntoma de cómo puede terminar la película para Brown. Los laboristas perdieron 23 sillas en el Gobeirno local y los Liberal-Demócratas de Clegg se hicieron con el control. Esta mañana, Clegg dijo que ese resultado muestra el cambio en la forma de pensar de los británicos afianzando a su partido como la segunda fuerza política del Reino Unido, lo que debe obligar al primer ministro Brown "a convocar elecciones anticipadas". Hasta Los verdes consiguieron más votos que los laboristas en Bristol.
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El domingo se conocerán los resultados de los comicios en varias ciuadades más y en el Parlamento Europeo y Brown comenzará una nueva semana de turbulencias que podría ser la última para él en el Gobierno.