Este artículo se publicó hace 16 años.
El fútbol inglés se resarce en la "Champions" del fiasco de su selección
El fútbol inglés ha logrado resarcirse en la Liga de Campeones del sonado fiasco de su equipo nacional, una selección que perdió el tren de la Eurocopa 2008 y que trata, ahora, de recuperar la chispa de la mano del italiano Fabio Capello.
Los números hablan. El desenlace de los cuartos de final de la "Champions", con presencia inglesa a tres bandas para las semis, pone de relieve la indiscutible calidad "British" en este deporte pero plantea, a la vez, una pregunta de difícil respuesta: ¿Por qué, en un país en el que se generan clubes ganadores, no cuaja su combinado nacional?
El toque británico se aprecia con un simple repaso a las recientes eliminatorias europas: en la superioridad abrumadora del Manchester United, nada menos que ante el Roma; en la efectividad del Chelsea en sus encuentros con el Fenerbahce; y en el espectáculo de fútbol con mayúsculas que desplegaron el Arsenal y el Liverpool.
Una realidad es que la "Premier" ha extrapolado su atractivo a la presente edición de la "Champions", donde se ha corroborado que allá donde exista presencia inglesa, se garantiza el fútbol de calidad.
¿Y por qué entonces no termina de funcionar su selección? Quizá porque el concepto "made in England" no termina de ser del todo correcto.
Muchos hallan la respuesta en la actual composición de los clubes, que no se nutren precisamente de talento nacional y que recurren a los fichajes extranjeros para forjar sus figuras.
Quizá por la misma razón que hace unos años España se hacía un nombre en la Liga de Campeones, cuando los grandes jugadores -extranjeros en su mayoría- convertían la Liga española en el olimpo del fútbol. Y tal vez por esa misma circunstancia, la "Premier" es hoy lo que es.
Talento y dinero van, hoy, unidos en este deporte. Los grandes nombres van ligados, muchas veces, al golpe de talonario más sonoro y no puede obviarse el hecho de que gran parte del peso de este torneo se debe a las jugosas inyecciones económicas venidas de fuera.
La inversión de capital extranjero -véase el archimillonario magnate ruso Roman Abramovich, patrón del Chelsea, el norteamericano Malcolm Glazer, propietario del Manchester United, o el controvertido dúo formado por los estadounidenses Tom Hicks y George Gillet, dueños del Liverpool- ha generado una revolución y esta solvencia se ha plasmado en un profundo lavado de cara a este torneo.
Propietarios de fuera, técnicos extranjeros y futbolistas con pasaporte foráneo. ¿Dónde se meten los ingleses?
Desde luego, no en el equipo titular del Arsenal, que no tiene a un solo jugador nacido en este país en su alineación habitual. Hay mucho francés. Y también dos españoles: el navarro Manuel Almunia, en la portería, y el catalán Cesc Fábregas, el eje sobre el que pivota toda la plantilla, dirigida, por cierto, por un técnico de Estrasburgo, Arsene Wenger.
Ocurre algo parecido en el Liverpool del español Rafael Benítez, con confía en nada menos que en cuatro españoles en su formación (Álvaro Arbeloa, Pepe Reina, Xabi Alonso, Fernando Torres). Con razón lo llaman el "Iberpool".
Su capitán, cierto, es inglés, el centrocampista Stevie Gerrard, un jugador valiosísimo, aunque es el único "nativo" -quizá se podría incluir a Jamie Carragher- que podría disputarle al ex del Atlético de Madrid, el imparable Torres, el cariño de "The Kop". Es una realidad.
La historia se repite en el londinense Chelsea, un plantel que triunfó en temporadas anteriores gracias a la visión del portugués José Mourinho y de cuya tutela se encarga ahora el israelí Avram Grant.
Los dos jugadores "top" de esta formación son ingleses John Terry y Frank Lampard, pero no serían, ni de lejos, lo que son sin ayuda extranjera, apoyados en el meta checo Petr Cech, el portugués Ricardo Carvalho, el alemán Michael Ballack o el marfileño Didi Drogba, por citar algún ejemplo.
Algo más de composición nacional tiene el Manchester United, el flamante líder de la "Premier", con los Rio Ferdinand, Wayne Rooney u Owen Hargreaves de su formación.
Pero no olvidemos que la estrella del equipo no es otra que un portugués, Cristiano Ronaldo; y que en la meta, su técnico, Alex Ferguson, escocés, por cierto, confía en un holandés Van der Sar.
Esto arrojaría algo de luz al enigma que plantea la selección, donde las piezas, si bien de calidad cuando se estudian una por una, a nivel individual, no terminan de encontrar el lugar adecuado y fracasaron a la hora de lograr su clasificación para la Eurocopa guiadas por un seleccionador inglés, Steve McClaren.
Muchos han cuestionado, también, la eficiencia de los guardametas ingleses con el combinado -ninguno de los porteros de los cuatro "gigantes" de la "Premier" son nacionales: con un checo (Cech) en el Chelsea, un holandés en el Manchester (Van der Sar) y dos españoles (Pepe Reina y Manuel Almunia) en el Liverpool y el Arsenal)- así como el hecho de que haya futbolistas nacionales con gran rendimiento en sus clubes pero que no logran el mismo rendimiento con la selección.
Sería el caso de Lampard o de Gerrard, pilares del Chelsea y del Liverpool respectivamente pero cuyo impacto cuando se ponen la camiseta de Inglaterra no es en absoluto comparable.
No sería justo, tampoco, obviar el efecto negativo que tuvo en Inglaterra la prohibición, durante cinco años, de competir en los torneos europeos tras lo ocurrido en el estadio belga de Heysel, hoy llamado Rey Baduino, y donde el 29 de mayo de 1985 se disputó la final de la Copa de Europa entre el Liverpool y la Juventus.
Fue la primera vez que el conjunto italiano se proclamaba campeón de Europa pero los enfrentamientos entre hinchas entre ambos equipos se saldaron con 39 fallecidos: 34 italianos, 2 franceses, 2 belgas y 1 inglés, la tragedia con mayor número de víctimas ocurrida en un campo de fútbol.
Antes de aquello, el fútbol inglés había dominado en los torneos continentales, con 6 Copas de Europa consecutivas (1977, 1978, 1079, 1980, 1081 y 1982) y, de nuevo, otro triunfo en el 1984.
A su regreso continental, en 1990, el balompié con raíces en Reino Unido pasó, casi, de puntillas. Totalmente inadvertido, algo que cambió el Manchester United (tras ganar una Copa de Europa ante el Bayern de Munich en 1999).
En los últimos años, la presencia inglesa ha vuelto a resurgir: Tanto la pasada temporada como ésta las semifinales de "Champions" se forman con nada menos que tres equipos procedentes de este país; el Arsenal alcanzó la final en el 2006 (ante el Barca) y el Liverpool ganaba su quinta Copa de Europa hace tres años, con Benítez como artífice del milagro.
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