Este artículo se publicó hace 13 años.
El fuego reduce a ceniza las travesuras de las fallas infantiles
El fuego ha reducido a cenizas las travesuras de los niños, los relatos fantásticos y el rechazo a las guerras que contenían las fallas infantiles de este año de la ciudad de Valencia, las primeras en iniciar el ritual de la cremà que destruye sueños y aspiraciones de los más pequeños para que puedan renacer con más fuerza el próximo año.
Para los niños han terminado hoy cinco días en los que han vivido con intensidad una fiesta de la que participan plenamente y que en algunos actos, como la ofrenda o pasacalles, se convierten en el principal objetivo de las cámaras fotográficas.
Aunque sólo sea por unos días, los más pequeños han disfrutado además de la permisividad de los padres para lanzar petardos a todas horas y para acostarse tarde, lo que les ha permitido seguir, muchas veces somnolientos y agotados, la verbena del casal.
A partir de las 22.00 horas empezaron a arder las 386 fallas infantiles plantadas en la ciudad de Valencia, que este año han ampliado sus contenidos a temas sociales, aunque sin renunciar a los personajes de las series televisivas de dibujos animados, las tradiciones valencianas o los relatos fantásticos.
Con la misma pena que da perder un juguete favorito pero con la ilusión de que así siguen una tradición y podrán volver a disfrutar el año próximo de la fiesta, los niños han ido despidiendo a unos monumentos que, con un presupuesto global que este año alcanza los 1,92 millones de euros, atraen a todo tipo de públicos por su minuciosidad y perfección.
Con el preludio ineludible de los fuegos artificiales, las llamas han ido consumiendo desde los ninots con disfraces de tela realizados por Joan S. Blanch para la comisión de Na Jordana, a la fantasía oriental realizada por José Gallego para Almirante Cadarso-Conde de Altea o a las figuras utópicas diseñadas por David Moreno para la comisión de Jesús San Francisco de Borja.
El único ninot que se ha salvado del fuego es una reproducción de la figura del cooperante Vicente Ferrer, indultada por votación popular y que forma parte de la falla realizada por Pedro Rodríguez como homenaje a las ONG y plantada en el cruce de las calles Reino de Valencia y Duque de Calabria.
A las 22.30 horas, media hora después que el resto de infantiles, se quemó la falla "la boda de mis padres... en fotos", valorada en 35.000 euros y realizada por Julio Monterrubio para la comisión de Nou Campanar, que obtuvo el primer premio de la sección Especial, la de mayores presupuestos de la ciudad.
La última falla infantil en quemarse fue la de la Plaza del Ayuntamiento, sufragada por el consistorio valenciano y que es la representativa de la ciudad.
Realizada por los artistas José Luis Ceballos y Paco Sanabria, el catafalco ha rendido homenaje este año al milenario Tribunal de las Aguas de Valencia, que vela por los derechos de los regantes de la huerta y declarado por la Unesco Patrimonio Cultural inmaterial.
Cuando las llamas envolvían el catafalco, la Fallera Mayor Infantil de Valencia, Carmen Monzonís Valero, no pudo reprimir las lágrimas por el final de la parte más intensa de su reinado y fue consolada por la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, que le acompañó a pie de calle.
A partir de la medianoche comenzará la cremà de las 385 fallas grandes, con la que se cerrará el ciclo fallero de 2011.
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