Este artículo se publicó hace 13 años.
Fomento defiende su gestión en el colapso de la A-6
El Ejecutivo de Aguirre aprovecha las críticas de los afectados para exigir el cese de la delegada del Gobierno
La resaca política de la nevada que el viernes por la noche atrapó durante casi seis horas a miles de automovilistas en la A-6, a sólo 22 kilómetros de Madrid, se puso ayer de manifiesto con las críticas del Gobierno de Esperanza Aguirre a la actuación del Ministerio de Fomento y de la Delegación del Gobierno, responsables de la autovía.
Fomento calificó la situación de "inevitable" y justificó que el deslizamiento de un autobús y un camión, que quedaron cruzados en el asfalto, acabaron por saturar la autovía, que ya estaba repleta de coches, en pleno inicio de fin de semana. Por eso, las máquinas quitanieves no tuvieron margen de maniobra para despejar la nieve de la vía. La secretaria general de Infraestructuras, Inmaculada Rodríguez-Piñero, insistió en que no se podía acusar del caos "a nada ni a nadie".
El ministro de Fomento, José Blanco, reconoció que "siempre se puede hacer mejor", pero aseguró que hubo "imprevistos". Blanco recalcó que la nevada fue "de mayor intensidad de lo previsto".
Blanco dice que "se puede hacer mejor", pero insiste en que hubo "imprevistos"
La Agencia Española de meteorología (Aemet) había activado el jueves la alerta máxima en la zona de la sierra de Madrid por riesgo de nevadas. Se esperaba que la nieve se acumulara hasta un grosor de 20 centímetros a una altitud de más de 800 metros. Fomento actuó en consecuencia. El jueves por la tarde, los paneles informativos de la A-6 indicaban que se estaba tirando sal en la vía y que trabajaban máquinas quitanieves.
A quienes sufrieron el colapso el viernes nada les va a devolver las horas perdidas. Unos 3.000 turismos y 400 vehículos pesados se vieron afectados, según el Ministerio de Fomento. Entre las 21.45 horas y las 3.15 horas, el tráfico quedó totalmente interrumpido. Uno de los afectados fue Ignacio. Tardó tres horas y tres cuartos en recorrer los 45 kilómetros que separan Madrid, donde trabaja, de su casa, en El Escorial. Cada día recorre ese trayecto en 35 minutos. "He visto de todo: coches atravesados, furgonetas en la cuneta y dos microbuses abandonados en la nieve", explica. Ayer no admitía bromas sobre "la nochecita toledana" que pasó.
El consejero madrileño de Presidencia, Justicia e Interior, Francisco Granados, aprovechó el calentón de los afectados para culpar a la delegada del Gobierno en la Comunidad de Madrid, Amparo Valcarce, de haber estado "desa-parecida toda la noche" y pedir su dimisión: "La responsable de las miles de personas que quedaron anoche [la del viernes] atrapadas en la A-6 tiene nombre y apellidos". A su juicio, fallaron "las previsiones que nuevamente volvieron a equivocarse y no daban esa cantidad de nieve en esa zona y la coordinación de los medios del Estado", competencia de Valcarce.
La delegada del Gobierno aseguró que estuvo "en todo momento al frente de su responsabilidad" y acusó a Granados de "ventajista y desleal". Valcarce aseguró que el Gobierno y la Comunidad de Madrid estuvieron "coordinados en todo momento", tal y como marca el protocolo.
Unos 3.000 turismos y 400 vehículos pesados quedaron atrapados
El Ministerio de Fomento puso a trabajar 27 máquinas quitanieves, pero también quedaron atrapadas. Además, intervinieron 40 efectivos y se utilizaron 150 toneladas de sal y 68.000 litros de salmuera. Por su parte, la Comunidad de Madrid sacó cuatro máquinas quitanieves, tres vehículos ligeros de los bomberos, seis de la Cruz Roja y cuatro de Protección Civil. El servicio 112 no atendió ninguna emergencia sanitaria.
"No todas las nevadas son previsibles; la intensidad no siempre se puede predecir", explica Dani Ramírez, meteorólogo de TV3. Según explica, echar sal a la calzada, como asegura Fomento que hizo con antelación, sirve para que la nieve no se convierta en hielo, pero cuando nieva mucho, su efectividad es relativa. Además, explica que sería imposible poner sal (además muy dañina para asfalto y neumáticos) en kilómetros y kilómetros de vía, al ser imposible saber en qué punto exacto nevará.
Ramírez añade que los ciudadanos tienen parte de culpa: "Aún sabiendo que hay un aviso de emergencia, la gente se aventura y sale a la carretera". Fuentes de la Guardia Civil también apelan a la responsabilidad del ciudadano: "Muchos conductores no llevaban en sus vehículos las cadenas, pese a que se llevaba varios días avisando de que podía haber fuertes nevadas".
La Guardia Civil achaca parte del caos a los conductores sin cadenas
Los agentes del Instituto armado "se hartaron" a instalar estos dispositivos en los vehículos que los portaban y recomendaron no continuar "a los muchos conductores" que no los llevaban, informa Óscar López-Fonseca. La Comandancia de Madrid puso a trabajar a todas las patrullas disponibles, más de cien. "Nuestro principal objetivo era llevar mantas, agua y comida a los que estaban atascados, sobre todo si había niños y ancianos", añaden, aunque no pudieron llegar a todos, porque también muchos de sus vehículos quedaron atrapados.
El autobús en el que viajaba Miriam, con destino a Vigo, tampoco pudo avanzar por la autovía. "Lo que no entendimos es por qué el autobús salió del garaje si ya se sabía que la carretera estaba colapsada", se queja. Salió a medianoche de Madrid y cuando apenas había avanzado unos 20 kilómetros se encontró con la A-6 cortada. "La Policía nos obligó a dar la vuelta", explica, Estuvo tres horas y media parada, explica. Así que Miriam, que iba a pasar el fin de semana con su familia, llegó a las 8.30 horas de la mañana a su pueblo, A Gudiña, en Ourense. El trayecto habitual dura tres horas y media menos.
Se cumple un año de la nevada que bloqueó CatalunyaEl día 8 de marzo se cumple un año del gran temporal de nieve que afectó el norte de España y colapsó especialmente Catalunya. En esta comunidad, atrapó a miles de personas en carreteras, trenes y estaciones, y dejó sin luz hasta 11 días varias localidades de Girona. Los pronósticos no afinaron sobre la intensidad del temporal en las cotas más bajas, por lo que la nieve sorprendió incluso a la ciudad de Barcelona. Los conductores abandonaron sus coches en medio de las calles más céntricas y muchos trabajadores no pudieron volver a sus casas, teniendo que ser alojados por el Ayuntamiento en hoteles e instalaciones municipales. La Guardia Urbana incluso impidió el acceso a algunos barrios. Barcelona vivió un día caótico, al igual que el resto del territorio. En Girona, la nieve derribó 37 torres de alta y media tensión a consecuencia de la acumulación de nieve húmeda en los cables. Dieciocho líneas de alta tensión quedaron interrumpidas y unos 460.000 abonados, a oscuras. El temporal también afectó al País Vasco, donde hubo que retirar hasta una veintena de camiones que habían quedado cruzados en la calzada. Guipúzcoa volvió a vivir este pasado diciembre un día de caos por la nieve y el granizo, que colapsó la A-8 y otras vías. Uno de los mayores colapsos en autopistas se registró en febrero de 2004 entre Burgos y Miranda de Ebro. Muchas localidades quedaron aisladas y entre dos mil y tres mil personas quedaron atrapadas en los coches y tuvieron que pasar la noche en ellos. Los efectos fueron especialmente graves en la AP-1 y en la A-1. Europistas fue condenada a indemnizar con 150 euros a cada afectado de la AP-1.
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