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La falta de medios lastra el avance del Plan de Salud Mental

Especialistas y familiares denuncian la carencia de camas y profesionales a domicilio

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Ángel Carotenuto ya ha pasado dos noches en el centro penitenciario psiquiátrico de Fontcalent (Alicante). La enfermedad mental que padece le llevó a decapitar a su madre el lunes pasado y a pasear su cabeza por el pueblo donde reside, la localidad murciana de Santomera.

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Las amenazas que profería a la mujer ya le llevaron en dos ocasiones a Fontcalent, una de las dos cárceles para enfermos mentales que sobreviven en España. Pero, visto lo ocurrido, las penas no corrigieron su enfermedad.

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¿Qué falló para que el enfermo cumpliese sus amenazas, pese a las llamadas de socorro de su madre, que incluso acudió a la televisión? España no tiene medios suficientes para atender al 3% de sus población, unas 1.300.000 personas, que sufre trastornos mentales graves (bipolaridad y esquizofrenia).

En total, los expertos calculan que el 10% de la población tiene problemas mentales. Y la cifra puede ir en aumento, porque, según la última Encuesta Nacional de Salud referente al año 2006, una de cada cuatro personas sufrirá a lo largo de su vida algún tipo de trastorno mental.

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Faltan psiquiatras, psicólogos y enfermeros. Así es imposible que uno de los pilares que prevé la Estrategia en Salud Mental del Ministerio de Sanidad, consensuada con las comunidades autónomas, pueda llevarse a cabo. "El Plan Integral implica, además de la medicación, establecer equipos multiprofesionales a domicilio", explica uno de los expertos que ha elaborado la estrategia, Alberto Fernández Liria, miembro de la Sociedad Española de Neuropsiquiatría.

Modelo integrador

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Desde que a mediados del siglo pasado se empezaron a desmantelar los manicomios, el tratamiento de los enfermos ha cambiado. El objetivo ahora no es aislarlos, sino tratarlos e integrarlos en la sociedad. Actualmente, funcionan 89 hospitales psiquiátricos, tres menos que en 2004, lo que ha supuesto 81 camas menos.

Los expertos aseguran que lo ideal es que el paciente siga viviendo con su familia. Aunque, para ello, el aparato de apoyo debe funcionar. "Para que los pacientes reciban el tratamiento o atención adecuada, tiene que haber los medios suficientes y hay un déficit", señala el vicepresidente de la Fundación Española de Psiquiatría y Salud Mental, Fernando Caños.

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Si el médico de atención primaria detecta una enfermedad mental, deriva al paciente a un centro de salud mental, donde se establecerá un tratamiento. Si el paciente requiere intervención más intensiva, como los esquizofrénicos, se le derivará, por ejemplo, a una unidad de rehabilitación de día. Si la familia no pudiera hacerse cargo del paciente por la noche, éste podría ingresar en un centro residencial o en un piso protegido.

En la práctica, todas las comunidades disponen de estos recursos, pero son insuficientes y no se sabe hasta qué punto. La Estrategia, que empezó a funcionar hace un año y medio, quiere cambiar esto. "Es una novedad importante que vaya acompañada de una evaluación", explica Manuel Gómez-Beneyto, coordinador del Plan.

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La Estrategia en Salud Mental ha traspasado a las comunidades unos ocho millones de euros para mejorar la atención a la salud mental.

No hay psiquiatra que no combata la idea de que una persona con esquizofrenia sea más agresiva que una sana. El hecho de que alguien con esta enfermedad o con trastorno bipolar, cuando agrede a alguien, lo hace en muchas ocasiones de forma grotesca, eleva al imaginario colectivo la imagen de que el enfermo mental es una persona peligrosa.

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Según diversos expertos consultados, las personas con esquizofrenia cometen, proporcionalmente, menos delitos violentos que las sanas.Es “absolutamente anecdótico” y “extraño” que un esquizofrénico cometa un acto tan violento como la decapitación de su madre, explicó el doctor José Hernández, jefe de Psiquiatría del hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia, a Efe.Aunque si algo reconocen los expertos es que, para que un enfermo de esquizofrenia pueda llevar una vida normal, debe seguir el tratamiento que le han prescrito y acudir periódicamente a la revisiones. Esto no es fácil de controlar en todos los casos.

Los familiares de los enfermos no siempre pueden verificar que éstos toman la medicación. En muchas ocasiones, estas personas necesitan atención las 24 horas del día. Según la Federación Española de Agrupaciones de Familiares y Personas con Enfermedad Mental (FEAFES), muchos de ellos son dependientes.

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