Este artículo se publicó hace 14 años.
Fallece José Saramago a los 87 años
Por Axel Bugge e Inmaculada Sanz
El escritor José Saramago, primer premio Nobel portugués de Literatura, falleció el viernes en su vivienda de la isla canaria de Lanzarote a los 87 años, informó la editorial Alfaguara, que publica sus libros en España.
Escéptico y pesimista empedernido, Saramago combinó el realismo mágico con la acerba crítica política, levantando la voz en numerosas ocasiones contra las injusticias, el conservadurismo, la Iglesia y los grandes poderes económicos, a los que veía como las grandes enfermedades de su tiempo.
"Estamos todos hundidos en la mierda del mundo y no se puede ser optimista. El que es optimista, o es estúpido, o insensible, o millonario", dijo en diciembre de 2008, durante la presentación en Madrid de "Las pequeñas memorias", una obra en la que recuerda su infancia entre los 5 y los 14 años.
La Fundación Saramago dijo que el escritor, que ganó el Nobel de Literatura en 1998 y que era miembro del Partido Comunista, había muerto de un fallo multi orgánico tras una enfermedad prolongada.
"Creo que es una gran pérdida para la cultura portuguesa", dijo a los periodistas el primer ministro portugués, José Sócrates, al conocer la noticia. "Sus obras han enorgullecido a Portugal, su muerte vuelve a nuestra cultura más pobre".
El presidente luso, Anibal Cavaco Silva dijo que Saramago "siempre será un punto de referencia en nuestra cultura".
En España, la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, destacó la actividad pública del escritor.
"Ha sido un hombre muy de izquierdas, muy comprometido hasta el último momento en todas sus apariciones públicas, defendiendo sus ideas, defendiendo una conciencia social muy fuerte que no le hacía por supuesto olvidar el aspecto artístico y creativo de su obra", afirmó.
Entre las obras del autor portugués, que comenzó su carrera literaria como poeta, figuran "El año de la muerte de Ricardo Reis", "El evangelio según Jesucristo", "Ensayo sobre la ceguera", "La balsa de piedra" o "La caverna".
AUTOEXILIO
El prolífico escritor, cuya delicada salud hizo temer por su vida hace unos años, publicó a finales de 2009 su última novela, "Caín", una irónica mirada al Viejo Testamento que fue muy criticada por la Iglesia Católica. En la presentación de esta obra dijo que la Biblia era un "manual de mala moral" y un "catálogo de lo peor de la naturaleza humana".
Sus enfrentamientos con las autoridades portuguesas fueron bastante frecuentes, lo que podría explicar por qué su popularidad era mayor en el extranjero que en su propia tierra.
"Puede haber sido más conocido fuera que en Portugal", declaró el escritor Batista Bastos.
Natural de Azinhaga, en el centro de Portugal, se autoexilió en 1992, después de que el Gobierno portugués excluyera su novela "El evangelio según Jesucristo" de una lista de recomendaciones para un premio literario. Desde entonces, residió en Lanzarote, donde vivía con su esposa, la traductora y periodista Pilar del Río.
La fama le llegó en la última etapa de su carrera, pero es indiscutiblemente la figura portuguesa más conocida de la literatura moderna, y sus obras han sido traducidas a 25 idiomas.
En 2008, su "Ensayo sobre la ceguera" fue llevado al cine por el director brasileño Fernando Meirelles, en una cinta protagonizada por Julianne Moore y Mark Ruffalo.
Escribió su primera novela en 1947 pero tuvo que esperar 35 años hasta crear obras que consiguieran el aplauso de la crítica como "Memorial del Convento" sobre la construcción del convento de Mafra, a las afueras de Lisboa.
El cineasta italiano Federico Fellini, amante de las imágenes exuberantes, describió el libro como uno de los más interesantes que había leído en su vida.
La historia, una fantasía sobre dos amantes que tratan de escapar de la Inquisición en una máquina voladora, fue convertida en una ópera de estilo italiano e interpretada en La Scala de Milan en 1990.
APOYO A LOS DESFAVORECIDOS
Saramago nació el 16 de noviembre de 1922 en una familia de campesinos. Fue demasiado pobre para poder ir a la universidad y en su primer trabajo ejerció de metalúrgico. Siempre afirmó que estos orígenes humildes fueron los que le llevaron a tener simpatía por los desfavorecidos- entre sus personajes hay criadas, campesinos o refugiados, entre otros.
Al pedirle en una ocasión, en una entrevista con Reuters, que explicara su éxito al convertirse en el escritor vivo más conocido del país, movió la cabeza fatigado.
"No soy un genio", respondió. "Sólo hago mi trabajo".
Su estilo lírico, en el que entretejía la fantasía, la historia portuguesa y los ataques contra la represión política y la pobreza, ha supuesto que fuera comparado con escritores latinoamericanos como Gabriel García Márquez, también ganador del Nobel de Literatura.
Pero Saramago negó que hubiera ninguna influencia y afirmó que algunos maestros clásicos como Miguel de Cervantes o el ruso Nikolai Gogol le habían impresionado más.
"La literatura europea no necesita pedir prestado el realismo mágico y la fantasía a América Latina. Cualquier país puede tener sus propias raíces de realismo mágico", declaró.
Su estilo literario puede resultar difícil en ocasiones, al jugar con la gramática y la puntuación tradicionales, pero tiene sus raíces en un sentimiento profundo por el lenguaje y sus ritmos.
La Fundación Nobel dijo en 1998 que el premio se entregaba a Saramago, "quien con parábolas sostenidas con imaginación, compasión e ironía, sigue permitiéndonos una vez más capturar una realidad evasiva".
A pesar de sus creencias comunistas -fue huésped de Fidel Castro en varias recepciones oficiales- Saramago dijo que no escribía para servir a ninguna ideología ni activismo político.
Otras obras destacadas son "La balsa de piedra" (1986), una alegoría sobre el aislacionismo en la que la Península Ibérica se separa físicamente de Europa, "La historia del asedio de Lisboa" (1989), situada en la época medieval o "La cueva" (2000).
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