El extraño caso de Madrid: la ciudad limpia y sucia al mismo tiempo
Pese a la eficiencia anunciada, Botella penaliza con 1,4 millones a las empresas de limpieza por reducir la calidad del servicio. Desde que se estrenó el nuevo contrato integral, hay 350 limpiadores menos
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El supercontrato de limpieza y mantenimiento de zonas verdes que el Ayuntamiento de Ana Botella introdujo el pasado 1 de agosto no es tan eficiente como aseguraban la propia alcaldesa y la fila de delegados de Movilidad y Medio Ambiente que ha pasado por el puesto desde que la mujer del expresidente Aznar llegó a la alcaldía.
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El pasado mes de septiembre, el consistorio de la capital descontó casi un millón y medio de euros (1.415.054) a las cuatro constructoras que se adjudicaron el servicio en concepto de penalización por no cumplir con la calidad estipulada.
Botella cifró en un 10% el ahorro que supondría para los madrileños el nuevo contrato, aunque finalmente la subasta concluyó con una reducción del 27% sobre presupuesto del año anterior. La austeridad y eficiencia que predica la alcaldesa sólo se concreta en lo primero, ya que es complicado mantener la calidad del mismo servicio con 350 trabajadores menos, que fueron los que las empresas (Cespa, OHL, Valoriza y FCC-Afonso Benítez) no renovaron tras el estreno del contrato.
Las consecuencias del recorte no se hicieron esperar ni un solo mes. Así, después de las inspecciones realizadas por el Ayuntamiento de cada una de las seis zonas en las que se divide el contrato, las empresas fueron penalizadas con un 7,6% de descuento en el pago de septiembre, tal y como establece una de las cláusulas del contrato.
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Concretamente, Cespa (participada por Ferrovial) fue penalizada con 246.781 euros, un 8,61%, al no cumplir con los mínimos exigidos en la limpieza y mantenimiento de zonas verdes en los distritos del lote 1 (Tetuán, Chamberí, Centro y Argüelles). A Valoriza (de Sacyr Vallehermoso) se le restaron 507.845 euros, un 9,06% de lo percibido por el lote 2 (distritos de Chamartín, Salamanca, Retiro y Arganzuela) y un 6,4% por el lote 3 (Fuencarral, El Pardo, Moncloa-Aravaca y Latina). OHL-Ascan perdió 241.136 euros, un 7,23% de su retribución por gestionar el lote 4 (Hortaleza, Barajas, Ciudad Lineal, San Blas-Canillejas) y, finalmente, a FCC le costó 419.292 euros, el 6,95% el no cumplir con la calidad de la limpieza del lote 5 (Moratalaz, Vicalvaro, Puente de Vallecas y Villa de Vallecas) y el 7,1% relativo al lote 6 (Carabanchel, Usera y Villaverde).
En total, El Ayuntamiento pagó 17.193.623 euros en lugar de los 18.608.623 euros que supondría el servicio de limpieza viaria y jardinería de la capital cada mes.
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"Nos hemos acostumbrado a un nivel de limpieza muy alto", dijo la alcadesa Puede que Botella siga viendo limpia la ciudad, como afirmó hace apenas una semana, pero no puede negar que la ve algo menos que antes, en concreto, casi un millón y medio más sucia.
Y si al primer mes de contrato ya se aprecian los estragos, lo peor está por venir después de que tres de las cuatro empresas formalizaran sendos EREs por lo que serán despedidos 1.144 empleados más. Desde el Ayuntamiento ya han reconocido que "con mil trabajadores menos es imposible mantener el servicio", aunque no están dispuestos a cargar con las responsabilidad de los despidos.
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Fuentes del Consistorio han declarado a Público que los EREs son responsabilidad de las empresas, que gestionan con independencia sus recursos y negocian con los sindicatos el convenio colectivo. Para Botella, la huelga indefinida en limpieza viaria y jardinería que han anunciado los sindicatos para el próximo 5 de octubre, es fruto de esa negociación y en ningún caso del Ayuntamiento.
De hecho, explican estas fuentes, este contrato garantiza la calidad del servicio aún más que el anterior, ya obliga a las empresas a cumplir los mínimos objetivos impuestos por el consistorio bajo pena de descuentos, algo que, remarcan, no se incluía antes. "Este ha sido sólo un primer aviso", apuntan.