Este artículo se publicó hace 14 años.
Expertos piden más estudios sobre los cigarrillos electrónicos
Un grupo de investigadores griegos pidieron el miércoles más estudios sobre la seguridad de los cigarrillos electrónicos, alegando que el conocimiento científico de los mismos era "muy limitado".
Los cigarrillos electrónicos, o e-cigarrillos, se fabricaron por primera vez en China y se venden principalmente en Internet.
Son dispositivos con batería que emiten una "bocanada" o mezcla fina de nicotina a los pulmones y que pretenden sustituir a los cigarrillos normales y permitir que los fumadores abandonen el hábito.
Los productos están en el centro de la batalla legal en Estados Unidos entre los fabricantes y la Administración estadounidense de Alimentos y Medicinas (FDA), el organismo que regula los medicamentos y que quiere impedir que los cigarrillos electrónicos sean importados a Estados unidos.
La FDA, que llevó a cabo una investigación sobre este producto, ha expresado sus preocupaciones sobre la seguridad, y equipos de Grecia y Nueva Zelanda han llevado a cabo estudios al respecto.
Pero las interpretaciones de los tres informes varían: el estudio de Nueva Zelanda dice que son más seguros que el tabaco en sí, y el trabajo griego tiene una postura bastante neutral.
"La información limitada aportada por estos tres estudios representa todo el conocimiento que tenemos actualmente sobre los cigarrillos electrónicos", dijeron Andreas Flouris y Dimitris Oikonomou, del Instituto de Rehabilitación y Desarrollo Humano de Grecia, en el British Medical Journal.
"Esa puede ser una razón por la que la batalla entre la FDA y los fabricantes de los cigarrillos electrónicos ha estado tan caldeada", añadieron.
El tabaco es la principal causa prevenible de muerte en el mundo, y acaba con la vida de 5 millones de personas al año. Un informe de la Fundación Mundial del Pulmón dijo en agosto pasado que fumar podría matar a 1.000 millones de personas este siglo si la tendencia continúa.
Flouris y Oikonomou dijeron que mientras que "estrategias de fumar alternativas eran siempre bienvenidas en un esfuerzo por reducir la amenaza para la salud pública" originada por el tabaco, la seguridad era también vital.
"Se necesitan análisis químicos más rigurosos, además de una investigación amplia que implique estudios con animales y, finalmente, pruebas clínicas en humanos", escribieron.
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