Este artículo se publicó hace 15 años.
"Si estás tú, Trini, estoy tranquilo"
La ministra de Sanidad arropa al presidente en el Senado, ante la ausencia de los vicepresidentes
Gonzalo López Alba
La guerra en el PP acapara la atención política de propios y extraños. Ni rastro de crítica o anuncio novedoso dejó ayer la comparecencia mensual del presidente del Gobierno en el Senado, que se celebra habitualmente a la mayor gloria de Pío García Escudero.
Acaso tenía el portavoz del PP aún más la cabeza en el Comité Ejecutivo de su partido, que había finalizado apenas una hora antes, o quizás quiso evitar que José Luis Rodríguez Zapatero pudiera sentirse provocado y sacara a pasear la Gürtel y la división de los conservadores. Ni una palabra. De la trama que ha desatado la guerra genovesa, lo más notable fue la ausencia del tesorero Luis Bárcenas en el escaño que todavía lleva su nombre. Hasta Manuel Fraga, que no se pierde una sesión, hizo pellas ayer para asistir a la reunión a la que Mariano Rajoy había puesto el marchamo de trascendental.
Escudero fue menos duro de lo habitual con el Gobierno
Así, lo poco llamativo que hubo se produjo en los pasillos. Allí se encontró con su jefe Trinidad Jiménez, que en pocos meses se ha encaramado con un 4,5 al cuarto puesto en el ranking de los ministros mejor valorados. Entre bromas y veras, casi como si pidiera permiso, la ministra de Sanidad comentó al presidente que, puesto que a esa hora ni estaban ni se esperaba a ninguno de los tres vicepresidentes, iba a sentarse ella en el escaño de la vicepresidenta primera para que él no apareciera solo en su lado del banco azul. Zapatero, que no deja pasar ocasión de ensalzar la gestión de Jiménez al frente del Ministerio de Sanidad, contestó también entre bromas y veras: "Si estás tú, Trini, estoy tranquilo".
Mucho arroz, poco polloDicho y hecho, la ministra se sentó a la diestra del presidente, que escuchó la intervención de García Escudero como quien oye una salmodia cien veces entonada. Atacó de nuevo el portavoz del PP a lomos de los millones de parados, con un redondeo en "más de cuatro millones" de los 3.808.353 registrados en octubre. Menos duro que de costumbre, la respuesta del Gobierno la resumió en tres palabras "pasividad, derrotismo y fatalismo" y una metáfora aplicada a la inversión de 8.000 millones de euros del Fondo Local que ha permitido generar o mantener 400.000 empleos: "Mucho arroz para tan poco pollo".
Zapatero evita meter el dedo en la guerra interna del PP
Contestó el presidente ensartando cifra tras cifra sobre el impacto positivo de las medidas del Gobierno como si fueran pinchos morunos, para acabar reiterando que la recuperación económica se espera "para finales de este año o principios de 2010". Será entonces, según dijo, el momento de presentar "nuevas iniciativas" para recuperar el empleo, con atención especial a los más jóvenes.
Si entró al hemiciclo arropado por Jiménez, salió Zapatero escoltado por Alfredo Pérez Rubalcaba, su ministro mejor valorado, según el CIS. Antes de irse, se prestó a una breve declaración para rendir homenaje público a Francisco Ayala y José Luis López Vázquez, "dos de los mejores españoles". Enfilaba la salida cuando quiso un periodista tentarlo por otro derrotero con la insinuación de que los dos ilustres fallecidos habrían sido buenos hasta como vicepresidentes de Caja Madrid, pero Zapatero torció el gesto, puso cara de no entender nada y zanjó cortante: "¡Hay que ver cómo está el periodismo!". No peor que la política. Tanto hablar de despolitizar las cajas de ahorros y, con su níhil óbstat, llega a Caja Madrid Rodrigo Rato. "Más politización, imposible", reconoció Manuel Chaves.
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