Este artículo se publicó hace 15 años.
La esquizofrenia es una suma de cambios genéticos
Los rasgos hereditarios relacionados con la enfermedad son los mismos que los del trastorno bipolar
La esquizofrenia afecta a una de cada 100 personas y el 80% de los casos es de origen genético. La heterogeneidad clínica de la enfermedad hace que sea complicado detectar las regiones del genoma donde se cocina el mal. Ahora, tres artículos que hoy se publican en Nature muestran que es posible empezar a desenmarañar el complejo origen del trastorno.
Uno de los datos publicados, sustentado por la amplitud del estudio se compararon genéticamente casi 10.000 afectados por esquizofrenia con 20.000 personas no afectadas, señala que muchas variaciones genéticas comunes están detrás del riesgo de sufrir la enfermedad. El estudio muestra también que muchos de estos cambios en el ADN están relacionadas con el desorden bipolar.
Los estudios, dirigidos por el Consorcio Internacional de la Esquizofrenia, comprobaron que cada una de las miles de pequeñas variantes genéticas relacionadas con la patología tenían poca influencia por separado, pero todas juntas lograban un fuerte impacto en el riesgo que una persona tenía de sufrir la enfermedad. Y lo mismo sucedía con el trastorno bipolar.
"Muchas veces tenemos que tratar los síntomas de la enfermedad, pero no podemos llegar a la etiología"Celso Arango, jefe de la Unidad de Adolescentes del Hospital Gregorio Marañón de Madrid y director científico del Centro de Investigación Biomédica en Red (CIBER) de Salud Mental, la institución que ha coordinado la participación española en uno de los estudios, apunta al valor que estas grandes muestras tendrán para comprender la base genética de la enfermedad.
A partir de ahí, se estudiará qué tipo de factores ambientales hacen que esos genes de riesgo se expresen y se podrá trabajar para evitar que las personas propensas a sufrir la enfermedad tengan comportamientos que incrementen el riesgo y acaben por desarrollarla.
"En psiquiatría, muchas veces tenemos que tratar los síntomas de la enfermedad, pero no podemos llegar a la etiología [o causa]. Esto es como si yo tratase una tuberculosis intentando bajar la fiebre que tiene el enfermo en vez de atacar a la bacteria que provoca la enfermedad", explica Arango. "El conocimiento de la genética de la esquizofrenia nos permitirá tratar lo que produce la enfermedad", añade el director científico del CIBER. El equipo en el que participa este centro ha descubierto la existencia de tres nuevos genes asociados a la enfermedad.
Aplicación aún lejanaPese al valor de estos estudios, sus autores enfatizan que aún no se conoce la forma en que la acumulación de variaciones genéticas acaba por producir esquizofrenia o trastorno bipolar. Por este motivo, todavía no es posible utilizar estos resultados como test diagnóstico o para predecir el riesgo de una persona concreta.
Los responsables de este macroestudio destacan la necesidad de continuar realizando grandes colaboraciones internacionales para poder obtener resultados que, al contrario de lo que ha sucedido hasta ahora, sean replicables. En el caso de los proyectos emprendidos por el Consorcio, participan investigadores de 11 instituciones europeas y estadounidenses.
El futuro, según Arango, pasa por estudios que utilicen distintos fenotipos (rasgos observables) a los utilizados actualmente y que incluyan variables epidemiológicas y epigenéticas. El significado de estas últimas lo explica Arango: "El que un gen se exprese o no viene condicionado, en muchas ocasiones, por su interacción con variables ambientales y es ahí donde puede estar la solución a la falta de replicabilidad de estudios previos". Precisamente, la posibilidad de replicar conclusiones ya conocidas ha sido, a juicio de este experto, el principal éxito del estudio.
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