España, campeona de Europa
La Roja da una soberbia lección de fútbol ante Italia (4-0) y pasa a la historia como la única selección en ganar tres grandes torneos consecutivos, desde la Eurocopa de 2008 a la de hoy, pasando por el Mundial de 2010
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Eternos, históricos, leyendas... Da igual el apelativo que cada cual quiera utilizar para llamar a esta selección. Cualquiera de ellos vale. España ha logrado hoy todo eso al proclamarse por tercera vez campeona de Europa y entra en la historia como el único equipo que ha conseguido ganar tres grandes torneos consecutivos (Eurocopa en 2008, Mundial en 2010 y otra vez la Eurocopa en 2012).
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Ninguna de los grandes equipos de la historia del fútbol puede compararse ya a España, aquella selección empequeñecida y con temores cada que vez que llegaba una gran cita, y que ahora no tiene nada que envidiar a nadie. Ni el Brasil de los cinco mundiales, ni la Alemania de los 70, ni la Holanda de Cruyff, ni la Argentina de Maradona... ninguna ha logrado lo que La Roja.
Un ciclo glorioso que empezó en 2008 y que, cuatro años después, se mantiene vivo, con un grupo de jugadores que, pese a que lo han ganado todo, siguen teniendo hambre de títulos. Una parte de ellos no llegará al siguiente reto de La Roja, el Mundial de Brasil de 2014, pero podrán decir que han hecho historia con su selección.
El rival de esta noche para lograr el gran reto no era precisamente menor. Toda una Italia, con cuatro mundiales y una Eurocopa en su poder, venida a más, la gran sorpresa del torneo después de dejar fuera a Inglaterra y Alemania.
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Pero España no se asustó. Jugó probablemente el mejor partido del torneo y dio una soberbia lección de fútbol ante una Italia (4-0) que sólo aguantó la primera mitad. Los italianos, sin embargo, puedes estar tremendamente orgullosos del torneo que han hecho, y han demostrado que si se ponen a jugar al fútbol de verdad, como lo saben hacer, son un equipazo. Si no, que se lo digan a los alemanes.
La primera parte fue, sencillamente, primorosa. Una antología para explicar cómo elevar la belleza del fútbol a la enésima potencia. Un recital para guardar en la retina. Los once españoles se conjuraron para no dejar escapar la oportunidad que se les presentaba. Una en la vida. Conscientes de la altura del reto, no defraudaron. Todos salieron enchufados, con los deberes en la mente y la genialidad en las piernas.
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Del Bosque salió con el mismo equipo que empató con Italia en el primer partido
Del Bosque no tocó nada. El falso delantero ha sido su principal apuesta en la Eurocopa y con ella quería terminar. Cesc, además, respondió con especial brillantez. Prandelli, por su parte, situó a Abate de central junto a Bonucci y Chiellini de lateral. Por delante, los ya conocidos.
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España salió con altos voltajes. Buscando muchas jugadas verticales, metiendo miedo, gritando su superioridad. Los primeros minutos de La Roja fueron excelentes. Italia trató de discutirle el balón a España pero por poco tiempo. Del Bosque y los suyos salieron a por el partido como hacía mucho que no se les había visto y el gol llegó pronto.
Una obra de arte -una más- de los Xavi, Iniesta, Cesc, Silva... culminada en el primer gol del encuentro. Iniesta, soberbio todo el choque y todo el torneo, dejó con un pase sólo a Cesc en el área y el catalán, cuando parecía que se le perdía el balón, centró atrás y apareció Silva para rematar de cabeza a placer.
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Uno de los mejores goles del torneo en el que intervino medio equipo. Italia respondió como hacen los grandes y con varios zarpazos metió el susto a La Roja y a media España. De Rossi y Cassano acariciaron el gol pero, cuando más acechaba Italia, los de Del Bosque se sacudieron el acoso con el segundo gol. Un pase magistral de Xavi, que sí apareció en el partido, y mucho, como él deseaba ayer, dejaba a Jordi Alba solo y batía por bajo a Buffon. Tremendo torneo del lateral izquierdo, recién fichado por el Barça, que hace mágica la banda izquierda española.
Segundo palo a Italia. Cuando más duele, justo antes del descanso. En la segunda mitad Italia ya no existió, salvo una clara ocasión de Di Natale, que entró por Cassano. Echó demasiado de menos a Pirlo, su alma, que andó desaparecido todo el choque. La Roja siguió tocando y tocando, desgastando a una exhausta azzurra, que acabó absolutamente fundida y hundida y con uno menos por la inoportuna lesión de Motta. Los de Del Bosque perdonaron una humillante goleada en muchos momentos del partido que acabaría llegando en los minutos finales del encuentro. Torres y Mata, que acababan de salir, redondearon el partidazo, y finiquitaron el título.
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España no aburre, como criticaban quizás con cierta envidia muchos medios, especialmente los italianos antes del choque. Es una obra de arte, la enésima, la de esta noche.