Este artículo se publicó hace 15 años.
El escándalo de los gastos marca el retorno de los diputados británicos al Parlamento
Los diputados británicos, que retornan hoy al Parlamento tras el receso del verano, recibirán hoy la petición para que devuelvan el dinero de sus excesivos gastos parlamentarios, tras el escándalo que estalló hace unos meses.
El responsable de la comisión encargada de investigar esta polémica, Thomas Legg, espera enviar hoy sendas misivas a los parlamentarios para pedirles que revisen cuidadosamente sus gastos a fin de justificarlos mejor o tendrán que devolver el dinero.
Según el escándalo destapado hace unos meses por el periódico "The Daily Telegraph" en una serie periodística, numerosos miembros de la Cámara de los Comunes emplearon el dinero para pagar el alquiler a familiares, arreglar jardines particulares, amueblar sus domicilios, pagar hipotecas de sus primeras viviendas, mantener pistas de tenis y piscinas y alquilar películas pornográficas.
La prensa británica destaca hoy que muchos diputados desafiarán la solicitud de Legg y rechazarán las exigencias, que consideran "injustas", de devolver el dinero recibido para sus gastos.
Algunos parlamentarios consideran, según el diario "The Times", que Legg ha exacerbado la situación.
El primer ministro británico, Gordon Brown, dijo hoy a la cadena GMTV que hay que "limpiar" la política del Reino Unido tras la polémica por los gastos parlamentarios.
"Tenemos que limpiar la política" y esta parte del proceso "se está haciendo", puntualizó.
Brown añadió que si es necesario devolver el dinero, "hagámoslo, resolvamos el problema y volvamos a un sistema (parlamentario) en el que la gente esté segura de tener confianza".
Según los medios británicos, es "altamente probable" que el primer ministro tenga que devolver dinero, tras saberse el pasado mayo que había pagado a su hermano Andrew 6.577 libras (unos 7.234 euros) para que organizara el servicio de limpieza de su apartamento en Londres entre 2004 y 2006.
Downing Street indicó entonces que los hermanos compartían un servicio de limpieza que trabajaba en las viviendas de ambos, que Andrew pagó a los limpiadores y que el primer ministro le dio luego su parte, incluyendo este gasto en su partida parlamentaria.
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