Este artículo se publicó hace 16 años.
Errol Morris recalca que Abu Ghraib es un film "de horror, pero de no-ficción"
El director estadounidense Errol Morris defendió hoy en la Berlinale su documental "Standard Operating Procedure" como una película "de horror, pero de no-ficción", sobre las torturas a los presos iraquíes en la cárcel de Abu Ghraib.
"Quería contar la verdad del horror de la política actual de EEUU y lo hice a través de unas fotos que sacudieron al mundo entero", dijo el realizador, tras el estreno mundial de su film, el primer documental a competición en la historia de la Berlinale.
Morris tomó como base un millar de fotografías tomadas en 2003 en esa cárcel de Irak, y a partir de ahí se propuso "ponerles voz, hacer que los implicados las explicasen con sus propias palabras".
Entre los testimonios recogidos en su film está el de la soldado Lynndie England, cuya imagen con un preso atado de una cadena con una cuerda como un perro se convirtió en símbolo de las atrocidades de Abu Ghraib.
"No se trataba de que asumieran ningún tipo de culpa, sino que explicaran con sus palabras lo ocurrido", dijo Morris, defendiéndose de quienes consideran que en su film se consigue lo contrario. Es decir, que estos testigos se presenten a sí mismos como víctimas de una situación.
Su documental está básicamente fundamentado en las fotografías de Abu Ghraib que muestran a soldados estadounidenses humillando y torturando a presos iraquíes y posando sonrientes junto a sus cuerpos.
Junto a England, la soldado que posó con un preso atado como un perro, aparece su compañera Sabrina Harman, que sonreía haciendo la señal de la victoria junto a otro iraquí, muerto en Abu Ghraib.
La soldado England explica fríamente, ante la cámara, cuál es la situación de una mujer en el ejército, en que se ve obligada a no puede mostrar flaquezas, y dice que se dejó hacer esas fotos para impresionar a su novio, Charles Graner.
Morris plantea lo ocurrido en Abu Ghraib como parte de una "Standard Operating Procedure" -o sea, procedimiento habitual con presos iraquíes-, en que el acto de desnudar a los presos y hacerlos posar ante mujeres soldado era una forma de vejación sexual.
"Las fotos me causaron una profunda conmoción y se convirtieron en una pesadilla, que me provocaron reacciones casi alucinógenas", dijo el director, respecto al proceso que le llevó a realizar el documental, de 118 minutos.
El film combina las fotos, con los testimonios de las citadas soldados más otros compañeros de unidad, así como algunas recreaciones de las torturas.
Morris respondió a la pregunta de por qué no incluyó también las declaraciones de algunas víctimas con el argumento de que no era fácil dar con esos presos y que finalmente decidió, como parte de su "concepto de película", tomar sólo a los implicados estadounidenses.
El director advirtió de que la raíz del asunto, el alcance de las torturas y asesinatos, no ha sido investigada aún, y se pronunció a favor de un proceso que incluya entre los acusados a los superiores militares y responsables políticos.
"Hasta ahora sólo respondieron ante la justicia los soldados o los suboficiales, pero no los oficiales ni los políticos", recordó.
Para el director, las fotografías representan "sólo una mínima parte" de lo ocurrido en Abu Ghraib, y para investigar a fondo el caso debería buscarse a sus responsables.
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