Este artículo se publicó hace 12 años.
Ernesto de la Peña cree que "en la vida pública decir culto es casi decir apestado"
El filólogo mexicano Ernesto de la Peña, galardonado hoy con el XXVI Premio Internacional Menéndez Pelayo, lamentó hoy que no se dé más importancia a la cultura como vía para resolver problemas como el de la violencia en su país, al que ve "sin rumbo", pero en cuyos jóvenes tiene fundadas esperanzas.
"(En la cultura) nadie se fija, a nadie le importa más que a un grupo pequeño. En la vida pública decir culto es casi decir apestado", sostuvo el también escritor en entrevista con Efe.
Miembro de la Academia Mexicana de la Lengua desde 1993, De la Peña (Ciudad de México, 1927) fue galardonado hoy con el Premio Menéndez Pelayo por su faceta de "gran ensayista, relevante cuentista, poeta y filólogo".
Tras conocer el fallo, dijo que sentía "una enorme alegría, mucho orgullo (...) una gran satisfacción" porque admiró a Menéndez Pelayo desde su adolescencia "por su enorme saber, por su magnífica prosa, por su sentido crítico tan agudo, y por toda la vastedad de sus conocimientos".
"Desde niño fui apasionado de las letras y quise leer a los autores que más admirada en su lengua original. Allí empezó mi pasión por la Lingüística. No soy lingüista, no estudio la lengua como tal, sus fenómenos, mutaciones, la estudio en función de que es vehículo de grandes autores", apuntó.
Sus predilectos son en el terreno de la poética Rainer Maria Rilke (1975-1926) y Paul Valery (1871-1945), en el de la prosa Menéndez Pelayo (1856-1912)", "por la luminosidad, la transparencia de esa prosa extraordinaria", Lev Tolstoi (1828-1919), Marcel Proust (1871-1922), Thomas Mann (1875-1955), Fiodor Dostoyevski (1821-1881) y Francois Rabelais (1494-1553), sobre quien está escribiendo un largo ensayo que será publicado pronto.
Entre sus preocupaciones intelectuales destaca la de buscar "información acerca de nuestra cultura occidental", lo que motivó sus extensos estudios sobre la Biblia realizados desde el conocimiento de lenguas como el hebreo, el arameo o el griego, algunas de las más de treinta que en distinto grado, conoce.
Pese a que aún no ha decidido el contenido del discurso que ofrecerá en Santander, señaló que aludirá a Menéndez Pelayo y luego quizás "de las literaturas renacentistas y medievales de algunos pueblos latinos, concretamente España, Francia e Italia".
Sobre el presente de México, que celebrará elecciones presidenciales el 1 de julio, dijo que era "lamentable".
"Lo veo convulso, sin rumbo, con una violencia desatada, con toda la cuestión del narcotráfico, con la división tajante entre el Ejecutivo y Legislativo. Lo veo muy, muy triste, como sin perspectivas", expresó.
No obstante, rompió una lanza en favor de los jóvenes que hace casi un mes se levantaron frente a los candidatos y exigieron mayor apertura en los medios de comunicación y que se trabaje en busca de una verdadera democracia.
"Me entusiasman porque ya se está oyendo una juventud articulada, con propuestas y con exigencias", comentó De la Peña.
De esos comicios en ciernes espera que salga una persona "que se acercara, aunque fuera un ápice, al sentido del verdadero patriotismo, no al medro personal nada más y al medro de sus paniaguados".
Concedido por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) y el Colegio de México (Colmex), el galardón distingue a figuras cuya obra escrita presente una dimensión humanística capaz de evocar a la del erudito español Marcelino Menéndez Pelayo.
En 2011 el premio recayó en el director del Instituto Cervantes y exdirector de la Real Academia Española, Víctor García de la Concha, y antes el recién fallecido escritor mexicano Carlos Fuentes (1992) o el poeta mexicano y Premio Nobel de Literatura, Octavio Paz (1987).
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