Este artículo se publicó hace 13 años.
Una enfermedad llamada crisis
La recesión económica tiene un impacto claro en la salud en forma de trastornos mentales, suicidios y aumento de las consultas médicas y del consumo de fármacos
La recesión económica que afecta a todo el mundo desde 2007 no sólo causa desempleo, números rojos en las cuentas bancarias, quiebras, desahucios e impagos. También tiene efectos claros en la salud de muchos ciudadanos. Aunque son desempleados y autónomos quienes tienen más papeletas de sufrir trastornos vinculados a la crisis, los empleados tampoco se libran de un estrés añadido que es la puerta de entrada a problemas como la ansiedad o la depresión, según los expertos.
Pero la recesión no afecta sólo a la salud mental; también es el punto de partida para otras dolencias y problemas, como señalan distintos estudios sobre crisis anteriores y acaba de confirmar un reciente artículo publicado en la revista The Lancet sobre el efecto de la actual crisis en la salud de los griegos.
En cualquier caso, pocos dudan de que es el estrés el primer escalón que da pie al resto de los problemas, como la ansiedad y los trastornos depresivos, que se ceban especialmente con los desempleados, un colectivo que tiene 2,2 veces más posibilidades que los trabajadores con empleo de sufrir estos problemas.
"La depresiónes es un de-sequilibrio bioquímico que se genera por estrés, aunque no todo el mundo que tiene estrésacaba deprimiéndose", explica Antonio Cano, presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés, que ve una relación clara entre este grave problema de salud mental y la crisis. "Cuando el estrés supera nuestros recursos para adaptarnos a él, es cuando puede surgir la enfermedad", añade.
Es el caso de Octavio Martínez, un empresario de Zaragoza de 57 años que ha visto cómo la crisis no sólo ha estado a punto de acabar con su pequeño negocio de alquiler de sistemas audiovisuales, sino que le ha provocado una depresión y un trastorno de ansiedad de los que aún está siendo tratado. "2008 fue un año bastante bueno de facturación y en 2009 cayó en picado. Y ahí me empecé a deprimir, porque veía que los ingresos caían, aunque íbamos salvando los pagos mes a mes, y de hecho hemos llegado hasta hoy a base de créditos y algún préstamo familiar", relata Octa-vio. Este empresario empezó a sentir "apatía y una falta de interés por el negocio" que fue a más: "Sentía ansiedad por las mañanas al despertar y al final tuve que ir al psiquiatra". Le diagnosticaron depresión y ansiedad y le recomendaron que ingresara una semana en la unidad de psiquiatría del Hospital Miguel Servet, lo que hizo para recibir tratamiento.
Hoy Octavio sigue con su empresa, aunque ha tenido que prescindir de sus dos trabajadores. También reconoce que está mejor, aunque sigue tomando antidepresivos, pese a que no le convencen, y acude cada semana a las charlas organizadas por la Confederación Española de Agrupaciones de Familiares y Personas con Enfermedad Mental (FEAFES).
El presidente de esta enti-dad, José María Sánchez Monge, admite que cuando hay "grandes problemas de tensión, como los causados por esta crisis, es muy fácil que surjan los problemas mentales". En este contexto, Sánchez Monge ve dos problemas: la falta de terapias de apoyo psicológico que complementen los fármacos y la falta de tiempo de los médicos de primaria, que hace que muchos de estos problemas pasen inadvertidos.
En esta línea, Cano señala que en torno al 40% de los afectados no se tratan. "Mucha gente sabe que le pasa algo, pero no sabe lo que es; si luego su médico sólo tiene cinco minutos para atenderles, el problema pasa desa-percibido". Y a todo esto, además, se suma, según Cano, que los propios pacientes "tienden a ocultar" un problema que acaba traduciéndose en otros trastornos, como disfunciones sexuales, insomnio, mala alimentacióno consumo de sustancias.
Consultas y suicidiosPero, al margen de dañar la salud mental, la crisis económica provoca un aumento del 24% de los ingresos hospitalarios (salvo en la privada, donde baja la actividad un 25%) y retrae a la gente de acudir al dentista, como se ha constatado en Grecia por parte de un grupo internacional de investigadores. También aumentan los suicidios (en Grecia han aumentado en un 25% en 2010 respecto al año anterior).
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