Este artículo se publicó hace 15 años.
Los empleados en huelga por los contratos a los extranjeros ponen fin a la disputa
Los trabajadores de una refinería inglesa que secundaron una huelga en protesta por la contratación de mano de obra extranjera han decidido poner fin a la disputa tras aceptar un acuerdo que creará 102 nuevos puestos para empleados británicos.
Cientos de trabajadores de la refinería de Lindsey, en North Lincolnshire (norte de Inglaterra), votaron hoy a favor de poner fin a la medida de fuerza tras aceptar el acuerdo alcanzado por los sindicatos y las empresas que operan en esa instalación.
En virtud del pacto, se crearán 102 nuevos puestos para británicos en un proyecto que estará a cargo de la empresa IREM, que ha ganado un contrato para construir una nueva unidad de procesado en Lindsey.
Los doscientos puestos que la italiana IREM creaba con el contrato -destinados a italianos y portugueses- se mantendrán.
Unos trescientos trabajadores de la refinería votaron hoy en una marquesina montada cerca de la instalación y acordaron volver el próximo lunes a sus puestos laborales.
Estas huelgas, que han afectado a varias refinerías del país, comenzaron la semana pasada al saberse que IREM había decidido utilizar su fuerza laboral extranjera en vez de británicos.
El acuerdo aceptado hoy se alcanzó tras unas reuniones maratonianas encabezadas por el llamado Servicio de Arbitrio y Conciliación (Acas), convocado por el Gobierno británico para mediar en el conflicto, y en la que participaron la petrolera Total -dueña de Lindsey-, IREM y los sindicatos.
En un principio, el acuerdo consistía en ofrecer 60 puestos para británicos de los 200 en disputa en virtud del contrato con IREM, algo que no fue aceptado por los empleados, pero finalmente se decidió ayer crear 102 nuevos puestos para los británicos.
El representante del sindicato GMT, Phil Whitehurst, manifestó hoy su satisfacción por el acuerdo.
"Ha sido una decisión excelente. Ahora tenemos la oportunidad de volver al trabajo", resaltó Whitehurst, quien resaltó que la votación a favor fue unánime.
"Creo que preocupamos a Gordon Brown (primer ministro). Creo que no sabían cómo tratarnos. No queríamos derribar el Gobierno", dijo.
Por su parte, el líder del sindicato Unite, Derek Simpson, indicó que este es un buen acuerdo "que establece el principio de acceso justo de los trabajadores del Reino Unido a los proyectos de construcción británicos".
"Lindsey es parte de un problema más amplio que no se superará porque los trabajadores de Lindsey hayan votado (a favor) de volver al trabajo. Aún hay empleadores que excluyen a trabajadores del Reino Unido", señaló Simpson.
En los últimos días, los empleados de dos centrales nucleares británicas, en Sellafield y Heysham (norte de Inglaterra), se unieron a la huelga en solidaridad con sus compañeros de Lindsey.
También se sumaron trabajadores de la refinería de Grangemouth (centro de Escocia), y las eléctricas de Longannet, Warrington y Staythorpe (norte inglés) y la de Langage (sur de Inglaterra).
La petrolera Total ha insistido en que nunca discriminó contra empresas o trabajadores británicos, mientras que el Gobierno, opuesto a cualquier medida proteccionista en momentos de desaceleración económica, ha rechazado que se violase la ley.
El ministro británico de Empresa, Peter Mandelson, ha señalado que Total no ha violado ninguna legislación británica y ha puntualizado que es necesario concentrarse, "no en la política de la xenofobia", sino en afrontar la recesión económica.
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