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El empalador de Transilvania

La figura del rumano Vlad Tepes inspiró el personaje de Drácula

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Los cuerpos se pudren colgados de un palo de más de tres metros de altura, sin punta. Todos fueron empalados por el abdomen; eran presos turcos o húngaros, campesinos rumanos y colonos alemanes. Corría el año 1460 y el valle que rodeaba la actual ciudad de Sibiu, en Transilvania, se llamaba Bosque de los empalados, una zona controlada por un solo hombre, Vladislaus III de Valaquia.

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La imagen produce escalofríos, y la escena ocurrió de verdad; los grabados de aquella época van incluso más allá: Vladislaus III admira orgulloso, sentado y dispuesto a desayunar, cómo agonizan sus víctimas. Desde entonces, este príncipe que gobernó sobre la mayor parte de Rumanía a mediados del siglo XV es llamado Vlad Tepes, el empalador.

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Existen muchas leyendas sobre la figura de un hombre principalmente conocido por sus crímenes. A mediados del siglo XV, el Imperio Otomano estaba en plena conquista y se hacía con los Balcanes. Respaldado por los húngaros, Vlad Dracul, del Orden del Dragón, luchó en vano contra las fuerzas musulmanes, que tomaron como rehenes a sus dos hijos.

Uno de ellos era Vlad Tepes, entregado por su propio padre cuando tenía 13 años. Educado por el sultán Murat II, el joven príncipe desarrolló un odio hacia los turcos que marcó su vida como gobernante y guerrero. En 1448, Vlad Tepes fue liberado y nombrado rey de Valaquia, al sur de la actual Rumanía, aunque los húngaros le echaron del trono.

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La muerte de su padre y de su hermano, la pérdida del trono amplificaron su sentimiento de revancha. Vlad Tepes tenía dos enemigos: la nobleza que había traicionado a su familia y los turcos. Con un reducido ejército, se lanzó a la conquista del poder y, una vez eliminado Vladislaus II, subió al trono en 1456.

Fue entonces cuando empezaron violentas campañas de terror. Las primeras víctimas fueron los Boyardos, los nobles de la zona: tras una cena de Pascua, en 1459, todos los mayores fueron empalados y los jóvenes, obligados a construir una fortaleza.

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Existen muchas anécdotas sobre las crueldades que se le ocurrió a Vlad Tepes, aunque lo que sí confirmaron los historiadores fue el sistemático empalamiento de todos los que se oponían a la autoridad del príncipe. El Bosque de los empalados aún existe, aunque en la actualidad se parece más a un paisaje idílico, típico de las zonas montañosas.

En la época de Vlad Tepes, era una tierra de nadie utilizada para espantar a los enemigos. Se considera que ordenó el empalamiento de unas 100.000 personas entre 1454 y 1462. Aquel año, los otomanos lo detuvieron y lo mantuvieron lejos del poder durante 12 años. Vlad Tepes se casó y tuvo dos hijos.

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Para el mundo entero, la figura de Vlad Tepes se confunde con el personaje de Drácula, imaginado por el irlandés Bram Stoker. Rumanía utiliza esta imagen para desarrollar el turismo, aunque Vlad Tepes también es recordado allí como un príncipe que luchó contra los invasores, por la independencia de su país. Un busto suyo se alza en el centro de Bucarest.

En 1476, Vlad Tepes recuperó su trono, aunque no pudo contra las fuerzas otomanas. Fue detenido y decapitado en diciembre de ese año. Sus restos reposan en el monasterio de Snagov, en una isla rodeada de un bosque, donde, según la leyenda, "el empalador" corre a caballo en busca de sus enemigos.

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