Este artículo se publicó hace 16 años.
Los electores de Iowa marcarán la pauta en la campaña presidencial de EE.UU.
Miles de votantes acudirán esta noche a las asambleas en Iowa para iniciar al proceso de selección de los candidatos demócrata y republicano a la presidencia de EE.UU., en un rito que cada cuatro años pone un toque de drama a la contienda.
Se trata de una jornada en la que previsiblemente sólo una pequeña fracción de los votantes empadronados acudirá a los 3.500 sitios escogidos para los "caucus" o reuniones asamblearias en los 99 condados de Iowa.
Iowa cuenta con apenas siete de los 270 votos mínimos del Colegio Electoral que requiere un candidato para ganar las elecciones presidenciales, pero, dada su importancia política, los candidatos no escatiman esfuerzos ni recursos para movilizar a sus bases en ese estado.
Pese a la cobertura mediática de este complejo proceso político en un estado mayoritariamente rural, se calcula que, en el mejor de los casos, sólo unos 200.000 demócratas y menos de 100.000 republicanos participarán en los "caucus".
En general, en las últimas décadas, quien ha ganado en Iowa también ha logrado la candidatura de su partido, aunque ha habido excepciones.
En 1988 el demócrata Michael Dukakis perdió en Iowa, pero logró la candidatura del partido y en 1992 Tom Harkin ganó en los "caucus", pero otro demócrata, Bill Clinton, que ni siquiera hizo campaña en ese estado, ganó la nominación y la presidencia.
Entre los republicanos, en 1980 George H.W. Bush ganó en Iowa, pero fue Ronald Reagan quien logró la candidatura del partido y la Casa Blanca frente al demócrata Jimmy Carter.
En 1988 el senador Robert Dole ganó en Iowa, no así la candidatura y la presidencia, que fue para Bush padre.
Debido a la percepción política de que los resultados de Iowa marcan la pauta para el resto de la nación, los candidatos de ambos partidos han invertido millones de dólares en campañas publicitarias en ese estado.
Ni la nieve ni las gélidas temperaturas han sido obstáculos para salir en la búsqueda del voto de los indecisos.
La campaña de la senadora Hillary Clinton, por ejemplo, ha distribuido más de 600 palas y decenas de sacos de sal a sus oficinas locales, en caso de que la nieve o el hielo impida el paso de voluntarios y votantes.
Teresa Vilmain, coordinadora de la campaña de Clinton en Iowa, ha dicho, además, que alrededor de 4.500 personas se han ofrecido para conducir a los votantes a las reuniones.
Para algunos expertos, las elecciones de Iowa y, posiblemente las primarias de Nuevo Hamphire el próximo martes, determinarán si los votantes demócratas reafirman o rechazan su fe en una posible dinastía de los Clinton.
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