Este artículo se publicó hace 14 años.
El drama humano no termina
Diario de campaña, día 6
1. Todos los periodistas abandonaron ayer el campamento del aeropuerto. Los soldados estadounidenses advertían que el que saliera ya no podría volver a entrar. Muchos hicieron trampa escondiéndose en coches de ONG para poder entrar y salir varias veces y poder así cargar con las cosas. El secretario de Estado para Iberoamérica, Juan Pablo Delaiglesia y el propio ministro Moratinos habían prometido que trasladarían al grupo a "un lugar seguro", pero al final cada periodista se buscó la vida para encontrar otro alojamiento. Algunos se fueron a las instalaciones de la ONU y otros al patio del semiderruido hotel Ville Creole.
2. Los niños del orfanato de la Maison des Anges ya tienen tiendas de campaña. A pesar de que los medios de comunicación españoles habían contado varias veces a los cooperantes españoles la penosa situación en la que se encuentran estos pequeños, ha tenido que ser la Cruz Roja suiza la que ha instalado unas lonas para proteger a los críos.
3. Los titulares se desplazan hacia la intervención militar de Estados Unidos, el drama humano pasa a un segundo plano, pero el drama no termina. Una mujer se ha ido a hacer guardia a la embajada de Estados Unidos porque quiere irse de su país. Cuenta que ha perdido su casa y, desde que duerme en la calle, la han intentado violar varias veces. En el barrio de Raf Jeremy no han visto ni de reojo la ayuda internacional.
4. Cada día hay réplicas. A veces se notan y otras no. La prudencia indica que hay que evitar muros, techos y permanecer dentro de los edificios. Por eso, por el miedo, muchos haitianos prefieren dormir en los campamentos. A los que han perdido su casa se les une los que no quieren volver a la suya por miedo a un nuevo seísmo.
5. Diego Orellano es casco azul argentino. Protege a los camiones del Programa Mundial de Alimentos de la ONU que reparte comida y agua por Puerto Príncipe. Orellano cuenta que la gente se apelotona frente a los camiones, que ellos intentan que los niños y las mujeres tengan preferencia, pero que nadie los respeta. "Las mujeres terminan magulladas y con la ropa llena de jirones", señala este chico.
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