Este artículo se publicó hace 15 años.
¿Dos británicos a los mandos de Europa?
David Miliband puede convertirse con la hipotética presidencia de Blair, en el ministro de Exteriores de la UE
La entrada en vigor del Tratado de Lisboa una vez que la República Checa lo ratifique implicará para la Unión Europea la creación de dos puestos de relevancia que podrían ser ocupados por políticos británicos. A la ya conocida candidatura de Tony Blair para presidir la Unión Europea hay que sumarle el otro cargo novedoso, el de ministro de Exteriores de la UE.
Las apuestas, según anuncian los medios británicos este viernes, apuntan al jefe de la diplomacia del Reino Unido, David Miliband. Un hombre joven, con carisma, y que en numerosas ocasiones ha estado encabezando las listas de futuros sucesores del primer ministro Gordon Brown.
Según varios periódicos británicos, la última intervención de Miliband en París ha supuesto un antes y un después en la percepción que de él tienen los políticos europeos. The Guardian cita a un diplomático alemán que lo definió como una persona "brillante", "con una visión política estratégica" y la persona "ideal para el futuro puesto de ministro de Exteriores" de la UE. Otro diplomático belga citado por The Times afirma que desde Bruselas se tiene "una muy buena opinión acerca de Miliband". Y una tercera opinión en el mismo diario habla de Miliband como una persona "efectiva y admirada. Tiene la habilidad de combinar la táctica con la comprensión sobre los asuntos importantes en política y la gente encuentra eso muy admirable".
No todos los periódicos británicos creen que Miliband sería bueno en ese puesto. The Telegraph titula una columna de opinión firmada por Nile Gardiner con un sonoro "Miliband sería desastroso para Reino Unido".La razón es sencilla. El actual ministro de Exteriores es un europeísta nato y su visión federalista es compartida por muchos de los gobiernos europeos. Pero en el Reino Unido se sigue teniendo miedo a Europa como ese monstruo que les hará perder la identidad. De ahí el titular del diario conservador.
El delfín de BlairLa carrera de Blair es de sobra conocida y aunque siempre llevará a sus espaldas la invasión de Irak, sigue gozando de mucha reputación entre los socios comunitarios. Miliband, sin embargo, es ahora cuando empieza a emerger como un político capaz en los foros internacionales. Educado en Oxford, su bagaje político está marcado por la confianza que Blair siempre depositó en él. Entre 1994 y 1997 lo colocó como director de política del partido. Durante esos años se encargó de sentar las líneas políticas del New Labour que llevaron a los laboristas al poder. Una vez ganadas las elecciones, Miliband desembarcaría en Downing Street como el director de la unidad política de Blair, cargo que ocupó hasta 2001, en el que terminaría la primera legislatura laborista con el ex primer ministro a la cabeza.
Miliband ha crecido políticamente bajo el ala del ex primer ministro que siempre lo vio como su futuro sucesorEn los años siguientes, el actual ministro de Exteriores fue rotando de puesto dentro del Gobierno, ocupando varios ministerios en años consecutivos. Entre 2004 y 2005 fue secretario de Estado y ya en 2007 ocupó la cartera que ahora ostenta, justo el año de la salida de Blair.
Ese año supuso un punto de inflexión en la carrera política de Miliband. Con 42 años, muchos sectores del partido, desgastado por 10 años en el Gobierno, lo veían como la persona capaz de dar un nuevo impulso al laborismo tal y como hizo Blair 10 años atrás.
El debate se instaló en las filas del partido, pero Brown, que llevaba mucho tiempo haciendo de sombra de Blair sin obtener las mismas simpatías por parte de su jefe de filas que el joven Miliband, consiguió auparse como primer ministro. Los contrarios al ministro de Exteriores lo veían como un delfín de Blair y si se trataba de dar un cambio, él no podría llevarlo a cabo.
Hombre fielBrown era consciente de todos los apoyos que tenía Miliband dentro del partido y por eso lo mantuvo en su puesto. Con el tiempo, el actual primer ministro sabe que acertó. Pese a los rumores de una nueva intentona para relanzar a Miliband que brotan cada dos por tres, el jefe del Foreign Office ha sido de los pocos que han permanecido fiel a Brown en los peores años que se recuerdan en mucho tiempo para los laboristas.
Pese a haber sido rivales, Miliband defendió siempre a Brown en sus peores momentosEn una entrevista con The Observer en el congreso de 2007 al que Brown llegaba ya como primer ministro, Miliband reconocía que quizá no tenía aún la suficiente experiencia política como para liderar el país.
Este verano, después del escándalo de las cuentas de gastos, Miliband alzó la voz en favor de Brown y lo apoyó pese a que las encuestas vaticinan la debacle laborista en las elecciones generales de mayo. Además, desapareció de la lista de futuribles dejando paso a su hermano Ed y al veterano ministro de Empresa, Peter Mandelson, como proyectos de líderes laboristas.
El dilemaLas próximas elecciones harán que Miliband tenga que tomar una decisión. O volver a postularse firmemente como cabeza renovadora del partido, o dejar paso a otros y apuntarse a la carrera de Blair en Europa.
La candidatura de Miliband, va ligada a la de Blair inevitablemente y sin el uno no sería posible el otro. Desde el punto de vista político, para Miliband llegar a ser ministro de Exteriores de Europa sería todo un reto. Potencialmente, el puesto puede tener más importancia que el del presidente, que tal y como está planteado, no dejará de ser el intento de la UE por tener un líder con presencia y carisma, sobre todo en EEUU.
En la UE siguen viendo un obstáculo para Blair que Reino Unido no entre en el EuroDe todos modos, la llegada de Blair a la cabeza de la UE aún no está asegurada. El presidente francés, Nicolas Sarkozy, explicó el porqué recientemente y es que en Europa no termina de verse con buenos ojos esa actitud británica hacia la UE de ni contigo ni sin tí. "Personalmente creo en que Europa necesita estar representada política y simbólicamente por un presidente fuerte, pero el hecho de que Reino Unido siga sin adaptarse al euro, para mí, sigue siendo un problema".
Para Estados Unidos, sin embargo, sería un lujo contar con ambos a los mandos de Europa.
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