Este artículo se publicó hace 17 años.
Doris Lessing recuerda a aquellos que nunca conseguirán el Nobel
Doris Lessing, la ganadora del Nobel de Literatura con más edad de la historia de estos premios, se abstrajo de agradecimientos y menciones a su persona para dedicar hoy su conferencia en la Academia Sueca de Estocolmo a los que, por falta de acceso a la cultura, jamás desarrollarán su talento literario.
"Sobre no ganar el premio Nobel" fue el título de su conferencia, que leyó su editor en Reino Unido, Nicholas Pearson, en el Gran Hall de la Academia Sueca, después de que Lessing anunciara su ausencia en la capital sueca aduciendo problemas de salud.
Sí estuvieron su hija Jean y sus nietas Anne y Suzanna y, a pesar de la ausencia de la homenajeada, dejó constancia de su indeleble compromiso con las injusticias del mundo: "Aquí estoy hablando de libros nunca escritos, escritores que nunca lo serán porque los editores no están allí. Voces sin escuchar. No es posible evaluar este gran desperdicio de talentos, de potencial", argumentó.
Así, pese a que la medalla del Nobel de Literatura dicta en latín "Inventos que realzan una vida, embellecida a través del arte", la ganadora del premio Príncipe de Asturias de 2001 no cesa, en una carrera de más de medio siglo, en su empeño por, mediante la palabra, sacar a la luz las injusticias que asuelan el mundo, desde la pobreza al sexismo o a la desilusión ideológica.
La escritora de "El cuaderno dorado" (1962), nacida en la antigua Persia hace 88 años, recuerda cómo el anterior ganador del premio, el turco Orhan Pamuk, V.S. Naipaul o John Coetzee, consiguieron brillar por su literatura en países pobres porque tenían "una íntima conexión con las bibliotecas, los libros, la tradición", aseveró.
Lessing, que compensó su falta de estudios con un hambre voraz por la lectura y una vida apasionante, incidió en que "los poblados, al contrario de lo que la gente asegura, están llenos de gente inteligente, de maestros retirados (...) la gente tiene las mismas ansias de lectura que en Europa".
Lessing se traslado a Zimbabue con cinco años, cuando todavía era Rodesia, y se acercó entonces a la realidad de la descolonización, que daría pie a su primer libro, "Canta la hierba" (1949) en el que ya mostró su sagaz escritura y su afán por establecer escalas de grises hasta en un contexto tan tendente a lo maniqueo como el "apartheid".
Sobre la actualidad dijo: "Vivimos en una cultura de ruptura, donde nuestras certezas de hace unas pocas décadas están siendo cuestionadas y donde es común que hombres y mujeres hayan tenido años de educación para no saber nada sobre el mundo, para no leer nada".
Mientras se encuentra con gente que pasa las horas en internet, en determinadas zonas de Asia, África y Latinoamérica hay una gran carestía de, entre otras cosas, lo que consideró lo más importante para escribir: "Encontrar ese espacio vacío (...) que es como una manera de escuchar, de atender, al que llegan las palabras, las palabras de los personajes que hablan, ideas, inspiración".
Buscando algo de optimismo en su discurso, Lessing tejió una metáfora en la que una mujer india, en una situación de precariedad, activa su imaginación al leer de manera casi accidental un fragmento de "Anna Karenina", con la que se siente plenamente identificada y que le impulsa a buscar una buena educación para sus hijos.
Y es que su decepción con el mundo no es incompatible con su idea de renovación absoluta, según la cual "es el contador de historias, el fabricante de sueños, el creador de mitos, el que es nuestro Fénix".
"Pienso que la mujer que estaba hablando sobre libros y una educación cuando no ha comido en tres días, quizá nos defina a nosotros mismos", concluyó, haciendo referencia al poder de la ensoñación.
Doris Lessing, que fue declarada persona non grata en Zimbabue en 1953, vivió dos fugaces matrimonios, perteneció al Partido Comunista y escribió, en los años cincuenta, su primera novela dedicada íntegramente al mundo de la mujer, que no siempre estuvo íntimamente ligado al feminismo: "Marta Quest".
"The Cleft" (La Grieta), su última novela, se ha publicado recientemente en España, y en ella propone una trama de ciencia-ficción en la que un mundo poblado únicamente por mujeres sufre la inesperada irrupción de los hombres.
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