Este artículo se publicó hace 16 años.
La división de partidos para resolver la crisis complica la decisión del presidente italiano
El presidente de la República de Italia, Giorgio Napolitano, continuó hoy con las consultas a los partidos políticos para resolver la crisis de Gobierno abierta en el país, pero la división de opiniones complica su futura decisión.
Tras la dimisión del primer ministro, Romano Prodi, ahora está en manos de Napolitano convocar elecciones anticipadas o pedir la formación de un Gobierno provisional que se ocupe de cambiar el polémico sistema electoral.
Pero los partidos que han pasado hasta ahora por el Palacio del Quirinal, sede de la República, se han mostrado completamente divididos sobre estas dos opciones.
Tras las consultas a los partidos más pequeños, y la jornada de reflexión de ayer, Napolitano comenzó hoy a recibir a las más importantes fuerzas políticas del país.
Los ultraderechistas y federalistas de la Liga Norte, aliados del líder de la oposición Silvio Berlusconi, expresaron la necesidad de convocar elecciones "inmediatas" y "sin alguna alternativa."
El ex ministro de Trabajo Roberto Maroni afirmó que su partido no apoyará la creación de ningún tipo de Gobierno, pues no existen las condiciones para realizar una rápida reforma electoral.
A esa opinión se sumó, la derechista Alianza Nacional, también aliada de Berlusconi, al estimar que crear un Gobierno cuyo único objetivo sea aprobar una nueva ley electoral "no tiene sentido" y expresó la necesidad de "que la palabra vuelva a los electores".
Sin embargo, la Unión de Demócratas Cristianos y de Centro (UDC) se ha desmarcado del centroderecha y hoy reiteró su decisión de apoyar un Gobierno de transición que favorezca la reforma electoral.
"Un país de rodillas necesita un Gobierno de pacificación, formado por los exponentes más responsables de centroderecha y de centroizquierda", propuso a Napolitano el líder del UDC, Pierferdinando Casini.
Aún así, un resignado Casini explicó que en caso de elecciones, ellos piden que al menos se reintroduzcan en el sistema electoral las listas cerradas para que sean los electores quienes elijan a sus representantes y no los partidos políticos.
La mayoría de los partidos de centroderecha exigen elecciones convencidos de que, incluso con el actual sistema electoral, conseguirán una "amplia y estable" mayoría.
También los partidos más pequeños se inclinan a acudir a las urnas, temerosos de que se cambie la actual ley electoral por un nuevo sistema que disminuya sus posibilidades de llegar al Parlamento.
En el otro lado, Refundación Comunista (PRC), socio de Prodi en la coalición gubernamental, reivindicó la necesidad de un Gobierno transitorio para "desbloquear la reforma de la ley electoral".
Además, el secretario de PRC, Franco Giordano, expresó ante Napolitano su "indignación" ante las "últimas intimidaciones inquietantes" durante estos días.
Giordano se refería a las declaraciones del líder de Forza Italia, Silvio Berlusconi, que afirmó que si no hay elecciones anticipadas, reunirá un millón de personas en Roma para que las pidan directamente.
La comparecencia de Giordano ante la prensa, tras su reunión con Napolitano, sirvió también para solicitar a sus socios que, en caso de elecciones, "todas las fuerzas de la izquierda se presenten unidas".
En caso de que se forme un Gobierno provisional, los nuevos mandatarios tendrán algunas semanas para cambiar el sistema electoral, algo que no se ha hecho en los últimos 18 meses.
Sobre ellos pesa la amenaza de un referéndum, ya que en caso de que no se apruebe antes una nueva ley electoral, se debe convocar a los ciudadanos entre el 15 de abril y el 15 de mayo para eliminar algunos de los puntos más polémicos del sistema actual.
Sin embargo, si se convocan elecciones, el referéndum se aplazaría.
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