Disparos furtivos en la Sierra de Gredos
Cae la mayor red de cazadores ilegales de España
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Varios meses de investigaciones han sido necesarios para desarticular la red de caza ilegal más importante de España. La operación, coordinada por la Guardia Civil, se ha saldado con 48 detenidos, así como con más de 350 trofeos recuperados. Las pesquisas concluyeron ayer en Ávila, en concreto, en la Reserva Nacional de Caza de la Sierra de Gredos, un espacio natural donde habita la cabra montés, especie protegida que estaba en el punto de mira de los cazadores arrestados. Todos ellos están en libertad con cargos. Fue también en Gredos donde, el pasado mes de noviembre, arrancó la investigación, que se amplió poco después a las provincias de Toledo, Cáceres, Madrid y Ciudad Real.
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Esta operación, denominada Almanzor, arrancó el pasadomes de noviembre. Hace tres semanas llegaron las primeras detenciones, que concluyeron anteayer. Entre los 350 trofeos de animales recuperados por la Guardia Civil figuran tres leones llegados de África, junto a otras especies importadas de ese continente. El macabro trofeo se completa con ejemplares de cabra hispánica, venados, corzos, gamos, muflones y rebecos, así como avutardas, garduñas, un tejón y un águila, entre otros. Los agentes también recuperaron 28 armas de caza de distintos tipos y calibres, así como silenciadores, pistolas, arcos, machetes y miras telescópicas, además de dinero en metálico.
La Guardia Civil detuvo a 48 personas y recuperó 350 trofeos y piezas
Operación Chupete
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Esta nueva actuación contra el furtivismo se une a una anterior, la denominada operación Chupete, realizada en 2004. Algunos de los detenidos ahora ya estuvieron implicados en aquella red ilegal. La Guardia Civil tiró de aquel hilo y descubrió que el cabecilla de la banda vivía cerca de la Sierra de Gredos. Durante años reunió a vecinos de la zona, que localizaban a clientes potenciales para cazar piezas protegidas, sobre todo, la cabra montés. Para ello, publicaban anuncios "con mensajes ocultos" en revistas especializadas, o bien utilizaban el "boca a boca".
Por estas cacerías, cerradas y a medida del cliente, podían pagarse hasta 6.000 euros. Los participantes eran "personas con una capacidad económica media-alta y con una especial fijación por obtener piezas especiales", según confirmó ayer el teniente coronel Juan Manuel Llenderrozas.
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Por estas cacerías ilegales, los clientes llegaban a pagar hasta 6.000 euros