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El director Lou Ye afirma que su "sueño es poder hacer películas en China libremente"

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El cineasta Lou Ye, censurado en China por ser considerado un "transgresor" y que volvió al país asiático con el premio del Festival de Cannes al mejor guión por su largometraje "Spring Fever", asegura en una entrevista concedida a Efe que su sueño "es poder hacer películas en China libremente".

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Sin dudarlo un segundo, Lou apunta que de todos sus sueños, que son muchos, el primero es rodar en China libremente, sin censura.

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El realizador, que tiene prohibido rodar en el país asiático hasta el año 2011 por enviar al Festival de Cannes en 2006 la cinta "Summer Palace" sin la aprobación previa de las autoridades, considera que "China tiene muchas cosas a las que hacer frente y el cine es una de ellas".

"China se encuentra entre la libertad y la no libertad", comenta este director que desafió al Gobierno con "Summer Palace", película en la que no sólo mostró con desnudos integrales la erótica relación de una joven pareja, sino que narró un tema tabú en esta sociedad: la represión militar de la plaza de Tiananmen de junio de 1989.

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"Es una de las películas más importantes de mi carrera. Habla de mi generación durante esa época en China, de la libertad y del camino por el que nos dirigíamos los jóvenes", apunta.

"En China -dice- hay dos 'Summer Palace', uno en el que puedes disfrutar de buenos momentos y otro el de mi corazón, y la película trata de este último".

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Recuerda la decisión del Gobierno y comenta con calma que al enterarse de que no podría filmar en cinco años, su primera reacción fue pensar que era imposible y "ahora -agrega- tengo la prueba de que es imposible".

Pero China -continúa- ya no es lo que era, porque abrió una puerta al mundo y nunca habrá manera de cerrarla otra vez y ese es el peligro al que se enfrenta el Gobierno.

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"La gente tiene que ser consciente que no sólo hay una puerta, porque cuando la primera está abierta pueden encontrar una segunda, y quizá si empujan descubrirán una tercera. Durante ese proceso nos pueden cerrar alguna, pero nunca regresaremos a la situación de hace 10 años y esto es algo por lo que nos tenemos que sentir contentos", dice.

Consciente de que la polémica que rodea a sus películas incita a que el público en el extranjero se interese por ellas, este éxito le complace ya que, entre otras cosas, demuestra "a los jóvenes directores chinos que no tienen que hacer lo que el Gobierno les dicte a la hora de filmar".

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Para él, todo se puede contar a través de una historia de amor.

"Si quieres hacer una película sobre política, haz un filme de amor y todo el mundo la aceptará. Es una buena forma de hacer entender a la gente de lo que estás hablando y por eso hay tantas que hablan de él", sentencia el director.

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Y del amor entre dos hombres trata su último largometraje.

Pero Lou resalta que "no es sólo una película sobre homosexualidad, es una película sobre las relaciones humanas. No es sólo una película de un hombre haciendo el amor con otro hombre. Es una película sobre la forma en la que miras el mundo y la situación de los derechos humanos en China".

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En su oficina, rodeado de los carteles de sus películas, el director, que se encuentra trabajando en su último largometraje, de producción francesa y hongkonesa, concluye entre sonrisas que todavía no ha tenido problemas tras su regreso de Cannes y espera "no tenerlos en el futuro ya que significaría que China, por fin, está progresando".

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