Este artículo se publicó hace 15 años.
El director colombiano Harold Trompetero presenta "Riverside" en la Academia de Cine de Pekín
El director de cine colombiano Harold Trompetero presentó hoy en la Academia de Cine de Pekín su película "Riverside" y aseguró que la industria cinematográfica de su país atraviesa un proceso de "adolescencia".
"Hubo una temporada en el que el Estado colombiano ayudó a hacer películas a través de un centro que se llamó 'Focine', pero después durante unos 10 años no se apoyó a esta industria", explicó Trompetero.
Para el realizador, "cuando un país deja de hacer cine durante mucho tiempo, después se saca a flote todo lo que no se pudo decir esos años" y en este proceso "se hacen películas con calidad muy buena, muy mala o regular, pero no hay un estándar".
Es por eso, dice Trompetero, por lo que "Colombia está en un estado de adolescencia, en el que uno hace cosas buenas, malas y luego decide qué escoger".
El director, que ha realizado ya seis películas y que nunca estudió cine en academias -"a mi me tocó hacer cine haciendo cine"-, se decanta por filmes de pocos recursos económicos.
"Creativo no es el que tiene la idea, sino el que la hace realidad. Si uno tiene la idea muy clara hay muchas formas creativas para decirla sin dinero", apuntó Trompetero.
En su primera película, "Diástole y Sístole, los movimientos del Corazón", invirtió 5.000 dólares (3.800 euros) y tuvo tanto éxito que "después pensé en cómo hacer otra todavía más barata".
Así nació "Dios los junta y ellos se separan", la película "más rentable de la historia de Colombia", que se proyectará el 22 de abril en el Instituto Cervantes de Pekín.
Después de otros logros como "Violeta de mil colores", dos de los estudios más importantes de Colombia le contrataron para realizar dos filmes, y a pesar de que "me dieron toda la plata que yo quería fue la cosa más aburrida del mundo".
Su último filme, "Riverside", recibió este año el Premio Movie City a mejor película colombiana en el Festival de Cine de Cartagena.
La acción se desarrolla en Nueva York y tiene como hilo conductor la vida de un arruinado multimillonario colombiano que se dedica a recolectar latas para regresar junto a su mujer al Caribe
"Quería contar una historia sobre inmigración y para ello me puse a investigar sobre la gente de la calle y me fui a vivir con ellos", concluye el director.
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