Este artículo se publicó hace 14 años.
La dimisión de un líder de la Izquierda abre un cisma entre los fieles a Lafontaine y los reformistas
La dimisión hoy del secretario de organización de La Izquierda, Dietmar Bartsch, por disonancias con el líder del partido, Oskar Lafontaine, ha abierto un cisma en la formación de raíz poscomunistas entre fieles a su cúpula y una nueva generación de reformistas.
Bartsch comunicó hoy, tras varios días de tensiones internas, que no se presentará a la reelección en el congreso ordinario que su partido celebrará en mayo en la ciudad portuaria de Rostock, a orillas del Báltico.
"Hay que acabar con el debate personal y dedicarse a la política", dijo el secretario de organización de La Izquierda, formación que aglutina a poscomunistas de la extinta RDA y la disidencia socialdemócrata encabezada por Lafontaine.
"No se trata de un conflicto entre Lafontaine y Bartsch y menos aún de un conflicto entre el Este y el Oeste. Se trata de la dirección política y estratégica del partido", añadió el líder dimisionarios en un comunicado.
La dimisión se ha visto precedida por una lucha por el poder con Lafontaine, cuyo futuro político es incierto y no se descarta su retirada, tras someterse a finales del pasado año a una operación de cáncer de la que todavía se encuentra convaleciente.
Bartsch, cuya relación con Lafontaine siempre ha sido conflictiva, había rechazado haber sido desleal hacia éste, precisamente cuando el último atraviesa una grave enfermedad y aún está en el aire si regresará a la vanguardia política.
El trasfondo del conflicto es una doble pugna interna, generacional, por un lado, y entre las fracciones del este y el oeste del país, que cuatro años después de la fundación del partido siguen divididas.
Lafontaine, que comparte el liderazgo con el poscomunista Gregor Gyri, es un gran obstáculo para una eventual formación de un bloque de izquierdas con el Partido Socialdemócrata (SPD), desde que dimitió como presidente en 1999 -y como ministro de Finanzas- en desacuerdo con el entonces canciller Gerhard Schröder.
Parte del SPD no le ha perdonado aún esa "traición" y ello obstaculiza cualquier acercamiento, para desesperación de Bartsch y otros políticos de sus nuevas generaciones más pragmáticas, como Bodo Ramelow, quien reaccionó a la renuncia de su correligionario hablando de un grave vacío de poder.
A la dimisión de Bartsch siguió el ofrecimiento del jefe del grupo parlamentario socialdemócrata y ex ministro de Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, ofreciéndole "asilo" político en el seno del SPD.
La Izquierda, nacida tras la derrota electoral de Schröder frente a Angela Merkel en 2005, es fuerza parlamentaria en todo el este del país y ha ido ganando asimismo terreno en la mitad oeste, alimentada sobre todo por el voto de los decepcionados con la progresiva línea centrista del SPD.
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