Este artículo se publicó hace 15 años.
Dijkstra, la retratista de la "falsa sencillez", exhibe su serie de Parques en Madrid
Considerada uno de los personajes cruciales de la fotografía actual, la holandesa Rineke Dijkstra, cuya obra se centra en series de retratos donde la "falsa sencillez" esconde todo un estudio formal y emocional, expone en Madrid trece imágenes de gran formato de su última serie, "Park Portraits".
Nacida cerca de Amsterdam en 1957, hija de una pintora aficionada que inculcó en todos sus hijos el amor al arte, Rineke, quien siempre se sintió turbada por los grandes retratistas clásicos como Rembrandt y los flamencos, eligió la fotografía como modo de expresión, tras descartar la pintura.
Después de trabajar como fotógrafa por encargo haciendo retratos de todo tipo, su primera obra autónoma fue la serie de Retratos en la Playa y fue ahí donde descubrió la esencia de lo que quería hacer en el futuro con su carrera.
Las series responden, cuenta, "al factor investigación y al factor tiempo", comenta a Efe la artista, quien insiste en que ambos factores son esenciales.
Su obra -que se expone en la Galería La Fábrica hasta el 14 de marzo- se caracteriza por elegir escenarios prácticamente iguales, neutros e incluso casi abstractos, para en ellos situar a los distintos personajes.
"Elimino cualquier objeto decorativo, cualquier información de más y sólo ofrezco unas pistas para que resalte la persona. De esta forma, el espectador no se despista con cosas inútiles, sino que se centra totalmente en el individuo y en los pequeños detalles del personaje que, de otra forma, pasarían desapercibidos", comenta Rineke.
"Así -explica- quedan subrayados aquellos pequeños gestos y connotaciones que hacen diferente a cada individuo, y así, el resultado es más emocionante".
"Y eso es, precisamente, lo que me interesa, -añade- el carácter universal del individuo y las señas de identidad y diferencias que les han marcado sus influencias culturales". De ahí que para sus series busque ubicaciones similares pero en muy distintas localizaciones: Europa, Asia, América...
Rineke, algunas de cuyas series están protagonizadas por niños o adolescentes, se interesa por esas edades significativas en la vida, aunque opina que "la vida es un cambio constante, pero quizás como adultos lo reconocemos más en estos niños y jóvenes".
Aunque elimina cualquier fondo hasta convertirlo en algo neutro o abstracto, Rineke no deja de lado el aspecto formal de la fotografía: "Todos los elementos tienen importancia -cuenta-, por eso lo cuido todo; la luz, el fondo, el color. Es algo similar a la pintura, donde hay que tener en cuenta muchos elementos narrativos, sobre todo los emocionales".
La obra de Rineke Dijkstra está considerada como un conjunto de iconos de la sociedad de hoy. Algo en lo que ella se reafirma: "Toda imagen debe ser algo icónico, que contenga el máximo significado", y pone como ejemplo su serie de Retratos en la Playa, donde cada modelo parece "una escultura", "algo simbólico de una cultura y un lugar".
El clasicismo de sus retratos es algo perseguido por la artista, y el resultado es siempre de una aparente sencillez, algo esencial para ella, ya que "la falsa sencillez es la esencia del arte. Se busca algo que parezca casual".
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