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El día más imperfecto

Nadal siempre había superado los peligros de Roland Garros. 'Ha jugado mal todo el torneo', dice su tío Toni

MIGUEL ALBA

El día terminaría por aparecer. Era cuestión de tiempo. Pero nunca le agobió. 'Rafa tenía asumido que alguna vez perdería en Roland Garros. Por eso nunca hemos hablado de ello. Lo que sucedió el domingo es algo normal', reflexiona Francis Roig, el técnico que alterna viajes con Toni Nadal. En París, sin embargo, los efectos de esa normalidad aún son impredecibles. 'Todo el mundo está en estado de shock en el vestuario', clama Mats Wilander. El capitán sueco aprovechó la victoria de Soderling para desperezar a su tenis del letargo. 'Es agradable ver a alguien que supere a Nadal mentalmente y no se sienta agobiado por nada', defiende Wilander.

Por el escaparate de titulares apareció la otra gran leyenda sueca. 'Si puedes derrotar a Nadal sobre tierra en París, entonces le puedes ganar a quien cojones quieras'. La proclama irracional de Borg se construye sobre el día más imperfecto de Nadal en las pistas del Bois de Boulogne. 'Porque Rafa ha tenido días malos en los cuatro años anteriores, pero, en todos ellos, en algún momento Rafa fue él mismo. El domingo, sin embargo, no lo fue', razona Roig. Ante Soderling, nunca aparecieron ninguno de esos matices que ayudaron a Nadal a encontrar su esquema ante el abismo que le propuso Del Potro (primera ronda, 2007), Mathieu (tercera ronda en 2006) o Grosjean (tercera ronda en 2005).

'Rafa no ha tenido un torneo fino. En todos los partidos ha mostrado que no estaba encontrando la distancia ni su ritmo', esboza Emilio Sánchez Vicario. Unas sensaciones que el propio Rafa y su entorno llevan varias semanas barruntando. 'Es cierto que este año ha tenido muy buenos resultados sobre tierra, pero sus partidos previos, aunque sí han sido suficientes, no han sido los mejores', reflexiona Roig. Unas dudas con las que su tío Toni viajó hasta París. 'La verdad es que hemos estado muy lejos de poder aspirar a ganar en París. Ha jugado muy mal en todo el torneo', reflexiona Toni. Él, de vuelta de todo, filosofa sobre la derrota sin angustias. 'Tan sólo ha perdido un partido de tenis. No es ninguna tragedia', reconoce.

Ayer fue un día de reflexión en Manacor. 'Aunque quizá no el mejor para que Rafa saque alguna conclusión', admite Roig. En el laboratorio Nadal, el análisis siempre deriva en la misma conclusión: la mejora. 'Rafa sabe que para mantenerse como número uno, tiene que seguir evolucionando', asevera Roig. Pero esa tecla sólo funciona con una coordenada de la que apenas dispone Nadal: tiempo. Su dinámica de compromisos publicitarios, patrocinio y torneos le ha impedido en los últimos años encerrarse quince días para entrenar únicamente, para pulir esos defectos con el servicio o la volea que apenas puede trabajar con su tío Toni o Roig en las pistas de entrenamiento de medio mundo.

La derrota le ha regalado cinco días de trabajo en Manacor. Cinco días 'para aprender, porque', según asegura Wilander, 'una derrota te ayuda a mejorar'. Una mejora que Sánchez Vicario defiende desde la pérdida momentánea de la identidad propia. 'Rafa es tan bueno que juega siempre con su propio sistema. Tiene que aprender a ganar aunque no domine el partido'.

El sábado, el personaje reaparecerá en un club de tenis. Será en Queens, la antesala sobre hierba de Wimbledon, donde también defiende título. 'Rafa sólo mira hacia adelante, en lo que le viene a partir de ahora. Está confiado, como no podía ser de otra manera. Él es un luchador', manifiesta Roig. Para la persona, sin embargo, la derrota ha sido un palo. No por las consecuencias 'porque no creo que la derrota vaya a representar nada', asume el segundo entrenador de Rafa, sino por haber conocido la imperfección ante un rival que no lo merece.

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